jueves, 31 de julio de 2008
lunes, 28 de julio de 2008
jueves, 24 de julio de 2008
Sermón dado por el Reverendo Duleep de Chickera, Obispo de Colombo (Sri Lanka) durante la Eucaristía en la Catedral de Canterbury, el Domingo 20
Esta mañana, estamos reunidos en esta impresionante, asombrosa, magnífica catedral como representantes de diversas naciones, diversas culturas, diversas lenguas. Y ciertamente como representantes de diversas denominaciones Cristianas y otras confesiones de fe.
Es este un momento gozoso y sagrado, y quisiera sugerir que hiciéramos una pausa en nuestra adoración para expresar nuestra gratitud a Dios por todos los que han sido responsables por ir conformando nuestra identidad Anglicana, por nutrir nuestra espiritualidad, y por colaborar en la formación de nuestra vida en común a lo largo de los siglos y en tantas partes del mundo.
En esta ocasión, el texto que tengo para nuestra reflexión corresponde al noveno verso del capítulo doce de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios, un texto familiar para todos nosotros: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad.”
Aquí, Pablo está tanto confesando como proclamando, la paradoja de la gracia en el Evangelio Cristiano. Es a medida que vamos reconociendo y admitiendo cada vez más nuestra vulnerabilidad en la travesía de nuestro discipulado en Cristo y con Cristo, que recibimos gracia para ser, y transformarnos en fieles discípulos. Y quiero que tengan presente este texto porque es la idea que sustentará nuestro pensamiento a lo largo de esta reflexión. El reconocimiento de nuestra vulnerabilidad es lo que permite que el crecimiento en el discipulado Cristiano sea posible.
Hay dos realidades que nos rodean mientras nos reunimos como familia mundial de la Comunión Anglicana. Y quisiera que prestaran atención a ambas, sin las que nuestra conferencia y el camino que tenemos por delante perderán su sentido.
La primera es que el nuestro es un mundo roto y dividido. Se espera de los Obispos que traigan consigo, a la Conferencia de Lambeth, a sus diócesis; y aquellos Obispos cuyas diócesis se esfuerzan en ser fieles frente a los desafíos que este mundo de Dios nos presenta, inevitablemente traerán con ellas las luchas y el dolor, la injusticia, la maldad, la hostilidad que hombres y mujeres encuentran en el mundo de hoy. Es verdadero afirmar, por tanto, que Dios marca a la Iglesia una agenda desde la crisis del mundo. Así que, mis queridas hermanas y hermanos en Cristo, la Comunión Anglicana debe siempre dar la mayor prioridad a la invitación que Cristo nos hace a participar junto a Él en la transformación de este mundo de Dios. Traer sanidad, paz, justicia, reconciliación, vida abundante allí donde hay opresión, hostilidad, donde hay conflicto y división. Este concepto del mundo sufriente debe, a lo largo y después de esta conferencia, recibir la energía y espiritualidad de nuestra Iglesia. Ninguna otra prioridad puede competir por ese lugar. Dios nos ha llamado y ubicado en este mundo suyo para que podamos participar con Él en traer esta transformación.
La segunda realidad es la realidad de que somos una comunidad herida. Algunos de nosotros no están aquí, y eso es una indicación de que no todo está bien. Ciertamente la crisis es compleja. No es una crisis que pueda ser resuelta instantáneamente.
La travesía que tenemos por delante es ardua y larga. Un viaje que demandará nuestras oraciones, nuestra fidelidad, nuestra mutua confianza unos para con otros, y por supuesto, nuestra confianza en Dios, que hace posible la reconciliación.
Quisiera llevar vuestra atención a la parábola que se leyó en el Evangelio: las palabras del maestro fueron sabias palabras. Permitan que crezcan juntas.
No puede ni debe haber un “arrancar de raíz”, simplemente porque si intentamos jugar este juego de arrancar de raíz a los injustos, mis queridas hermanas y hermanos, ninguno de nosotros quedaría en pie. La sabiduría de estas palabras sugiere que debemos permanecer juntos porque venimos de una tierra en común, una tradición en común, una herencia en común. Somos lo que somos sin importar nuestras diferencias, a causa de nuestra vida en común y nuestros orígenes. La transformación se da en esta interacción y debe surgir desde dentro.
En Jafna, la región más al norte de la Diócesis de Colombo, una iglesia ha sido transformada en un centro para la paz y análisis de conflicto: Christ Church, Jafna. La iglesia ha sido renovada luego de varios períodos de bombardeo y metralla. Algo está emergiendo: un mandato, una agenda de paz y reconciliación en este lugar, pero hemos decidido que mantendremos las marcas y cicatrices de la guerra en las paredes de esta iglesia. La transformación viene desde dentro. Lo viejo se convierte gradualmente, mientras hombres y mujeres oran y hablan y dialogan, y hasta discrepan, pero constantemente traemos a la memoria que los discípulos de Jesús permanecen juntos, y viajan juntos.
Hay tres desafíos que quisiera dejar para nosotros mientras encaramos los objetivos de esta Conferencia de Lambeth: fortalecer nuestra identidad Anglicana, y posibilitar a los obispos para que sean líderes en la misión de Dios. Aquí van tres pensamientos que pueden contribuir tanto a la identidad como a la misión.
El primero es: nuestra comunión debe retornar a la disciplina y práctica del auto examen. Tenemos una rica tradición que sustenta esta disciplina: el retiro, el tiempo de calma, contemplación, meditación, consejeros espirituales, que realzan esta práctica y disciplina de hombres y mujeres que vienen a Dios en tranquilidad para evaluar y examinar sus vidas; la parábola de la viga y la paja. Cristo nos llama a no ser contemplativos con nosotros mismos y a considerarlo a Él como nuestra única medida y estándar. Así que nos detenemos y evaluamos nuestras vidas en relación a la completitud y abundancia de vida en Jesús. Y luego, cuando detectamos errores y defectos, trabajamos con el Espíritu para superar, para crecer, para llegar a ser hermosos y fieles a los ojos de Cristo. Recuerden, el estándar es siempre Cristo.
No es aquél obispo el que les está trayendo problemas. No es el otro archidiácono cuya teología siempre les irrita (y hay alguno así por allí). El auto análisis es posible en la travesía Cristiana mientras permanecemos desnudos ante Jesucristo.
El segundo desafío que quisiera dejarles, es uno que necesitamos resucitar y declarar una y otra vez, y es el desafío de la unidad en la diversidad. Mientras miro a mi alrededor y los veo, puedo apreciar esta hermosa unidad en la diversidad. Brevemente, cuando se administra el sacramento, labios de numerosos países, numerosas nacionalidades, numerosas culturas tocarán la misma copa. Estamos unidos a pesar del hecho de que somos diferentes, porque en Cristo somos iguales. Hay suficiente a nuestro alrededor si nadie es codicioso.
Aquí, mis queridas hermanas y hermanos, hay un atisbo de aquello a lo que la Iglesia está llamada a ser: una comunión inclusiva, donde haya espacio igualitario para todos y cada uno, sin importar el color, género, habilidad, orientación sexual. Unidad en la diversidad es una apreciada tradición Anglicana, una espiritualidad si prefieren, que debemos reforzar en toda humildad por el bien de Cristo y su Evangelio.
El tercer desafío que tengo para ustedes es el de la voz profética. Muchas veces la gente dice: “todo este hablar de la reconciliación no está completo hasta que no abordemos y tratemos la injusticia del mundo.” Así que la Comunión Anglicana debe articular esta voz profética sin importar en qué parte del mundo estemos sirviendo. Ahora, como muchos de ustedes deben ser conscientes, la voz profética tiene dos hebras, y es imperativo que estas hebras se mantengan juntas. La primera es que la voz profética es una voz por los que no tienen voz. Están aquellos que por razones políticas, culturales, económicas, militares, no puede hablar por sí mismos, o que si lo hacen, lo hacen a un riesgo muy alto. Así que la Comunión Anglicana debe hablar en su nombre, sea por la crisis en Sri Lanka, en Zimbabwe, Sudan, Afganistán o Irak.
A los que no tienen voz, se les debe dar voz a través del liderazgo de la Comunión Anglicana. La segunda hebra que va con una voz para los que no tienen voz, es el llamado a la responsabilidad de aquellos que abusan del poder: regímenes autoritarios que oprimen y reprimen a las personas. La voz profética realizará preguntas dolorosas y relevantes: “¿por qué?”, y a veces, “¿cómo te atreves?”
Otros dos comentarios acerca de la tradición profética; en cierto sentido, la voz profética es monótona. Se mantiene mientras el problema persista. Así que no se preocupen si no están diciendo nada nuevo. Incesante monotonía. Y la segunda característica es que no existe interés personal en la tradición profética. Hablamos por justicia y orden en el mundo de Dios, y hablamos por aquellos que no pueden hablar por sí mismos.
Quisiera concluir citando a uno de mis Arzobispos favoritos, el Arzobispo William Temple, quien una vez dijo: “La Iglesia es una institución que no vive para sí misma.” Mis queridas hermanas y hermanos, mientras nos vamos de este maravilloso retiro, a través de esta hermosa eucaristía, hacia la conferencia, aferrémonos a esta palabra. Porque aquí está el centro de la identidad Anglicana, y aquí está el centro de la espiritualidad Anglicana. No vivimos para nosotros mismos, y toda nuestra energía, todos nuestros dones están dirigidos para la vida abundante del otro.
Amen.
Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en:
http://www.lambethconference.org/daily/news.cfm/2008/7/20/ACNS4438
Es este un momento gozoso y sagrado, y quisiera sugerir que hiciéramos una pausa en nuestra adoración para expresar nuestra gratitud a Dios por todos los que han sido responsables por ir conformando nuestra identidad Anglicana, por nutrir nuestra espiritualidad, y por colaborar en la formación de nuestra vida en común a lo largo de los siglos y en tantas partes del mundo.
En esta ocasión, el texto que tengo para nuestra reflexión corresponde al noveno verso del capítulo doce de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios, un texto familiar para todos nosotros: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad.”
Aquí, Pablo está tanto confesando como proclamando, la paradoja de la gracia en el Evangelio Cristiano. Es a medida que vamos reconociendo y admitiendo cada vez más nuestra vulnerabilidad en la travesía de nuestro discipulado en Cristo y con Cristo, que recibimos gracia para ser, y transformarnos en fieles discípulos. Y quiero que tengan presente este texto porque es la idea que sustentará nuestro pensamiento a lo largo de esta reflexión. El reconocimiento de nuestra vulnerabilidad es lo que permite que el crecimiento en el discipulado Cristiano sea posible.
Hay dos realidades que nos rodean mientras nos reunimos como familia mundial de la Comunión Anglicana. Y quisiera que prestaran atención a ambas, sin las que nuestra conferencia y el camino que tenemos por delante perderán su sentido.
La primera es que el nuestro es un mundo roto y dividido. Se espera de los Obispos que traigan consigo, a la Conferencia de Lambeth, a sus diócesis; y aquellos Obispos cuyas diócesis se esfuerzan en ser fieles frente a los desafíos que este mundo de Dios nos presenta, inevitablemente traerán con ellas las luchas y el dolor, la injusticia, la maldad, la hostilidad que hombres y mujeres encuentran en el mundo de hoy. Es verdadero afirmar, por tanto, que Dios marca a la Iglesia una agenda desde la crisis del mundo. Así que, mis queridas hermanas y hermanos en Cristo, la Comunión Anglicana debe siempre dar la mayor prioridad a la invitación que Cristo nos hace a participar junto a Él en la transformación de este mundo de Dios. Traer sanidad, paz, justicia, reconciliación, vida abundante allí donde hay opresión, hostilidad, donde hay conflicto y división. Este concepto del mundo sufriente debe, a lo largo y después de esta conferencia, recibir la energía y espiritualidad de nuestra Iglesia. Ninguna otra prioridad puede competir por ese lugar. Dios nos ha llamado y ubicado en este mundo suyo para que podamos participar con Él en traer esta transformación.
La segunda realidad es la realidad de que somos una comunidad herida. Algunos de nosotros no están aquí, y eso es una indicación de que no todo está bien. Ciertamente la crisis es compleja. No es una crisis que pueda ser resuelta instantáneamente.
La travesía que tenemos por delante es ardua y larga. Un viaje que demandará nuestras oraciones, nuestra fidelidad, nuestra mutua confianza unos para con otros, y por supuesto, nuestra confianza en Dios, que hace posible la reconciliación.
Quisiera llevar vuestra atención a la parábola que se leyó en el Evangelio: las palabras del maestro fueron sabias palabras. Permitan que crezcan juntas.
No puede ni debe haber un “arrancar de raíz”, simplemente porque si intentamos jugar este juego de arrancar de raíz a los injustos, mis queridas hermanas y hermanos, ninguno de nosotros quedaría en pie. La sabiduría de estas palabras sugiere que debemos permanecer juntos porque venimos de una tierra en común, una tradición en común, una herencia en común. Somos lo que somos sin importar nuestras diferencias, a causa de nuestra vida en común y nuestros orígenes. La transformación se da en esta interacción y debe surgir desde dentro.
En Jafna, la región más al norte de la Diócesis de Colombo, una iglesia ha sido transformada en un centro para la paz y análisis de conflicto: Christ Church, Jafna. La iglesia ha sido renovada luego de varios períodos de bombardeo y metralla. Algo está emergiendo: un mandato, una agenda de paz y reconciliación en este lugar, pero hemos decidido que mantendremos las marcas y cicatrices de la guerra en las paredes de esta iglesia. La transformación viene desde dentro. Lo viejo se convierte gradualmente, mientras hombres y mujeres oran y hablan y dialogan, y hasta discrepan, pero constantemente traemos a la memoria que los discípulos de Jesús permanecen juntos, y viajan juntos.
Hay tres desafíos que quisiera dejar para nosotros mientras encaramos los objetivos de esta Conferencia de Lambeth: fortalecer nuestra identidad Anglicana, y posibilitar a los obispos para que sean líderes en la misión de Dios. Aquí van tres pensamientos que pueden contribuir tanto a la identidad como a la misión.
El primero es: nuestra comunión debe retornar a la disciplina y práctica del auto examen. Tenemos una rica tradición que sustenta esta disciplina: el retiro, el tiempo de calma, contemplación, meditación, consejeros espirituales, que realzan esta práctica y disciplina de hombres y mujeres que vienen a Dios en tranquilidad para evaluar y examinar sus vidas; la parábola de la viga y la paja. Cristo nos llama a no ser contemplativos con nosotros mismos y a considerarlo a Él como nuestra única medida y estándar. Así que nos detenemos y evaluamos nuestras vidas en relación a la completitud y abundancia de vida en Jesús. Y luego, cuando detectamos errores y defectos, trabajamos con el Espíritu para superar, para crecer, para llegar a ser hermosos y fieles a los ojos de Cristo. Recuerden, el estándar es siempre Cristo.
No es aquél obispo el que les está trayendo problemas. No es el otro archidiácono cuya teología siempre les irrita (y hay alguno así por allí). El auto análisis es posible en la travesía Cristiana mientras permanecemos desnudos ante Jesucristo.
El segundo desafío que quisiera dejarles, es uno que necesitamos resucitar y declarar una y otra vez, y es el desafío de la unidad en la diversidad. Mientras miro a mi alrededor y los veo, puedo apreciar esta hermosa unidad en la diversidad. Brevemente, cuando se administra el sacramento, labios de numerosos países, numerosas nacionalidades, numerosas culturas tocarán la misma copa. Estamos unidos a pesar del hecho de que somos diferentes, porque en Cristo somos iguales. Hay suficiente a nuestro alrededor si nadie es codicioso.
Aquí, mis queridas hermanas y hermanos, hay un atisbo de aquello a lo que la Iglesia está llamada a ser: una comunión inclusiva, donde haya espacio igualitario para todos y cada uno, sin importar el color, género, habilidad, orientación sexual. Unidad en la diversidad es una apreciada tradición Anglicana, una espiritualidad si prefieren, que debemos reforzar en toda humildad por el bien de Cristo y su Evangelio.
El tercer desafío que tengo para ustedes es el de la voz profética. Muchas veces la gente dice: “todo este hablar de la reconciliación no está completo hasta que no abordemos y tratemos la injusticia del mundo.” Así que la Comunión Anglicana debe articular esta voz profética sin importar en qué parte del mundo estemos sirviendo. Ahora, como muchos de ustedes deben ser conscientes, la voz profética tiene dos hebras, y es imperativo que estas hebras se mantengan juntas. La primera es que la voz profética es una voz por los que no tienen voz. Están aquellos que por razones políticas, culturales, económicas, militares, no puede hablar por sí mismos, o que si lo hacen, lo hacen a un riesgo muy alto. Así que la Comunión Anglicana debe hablar en su nombre, sea por la crisis en Sri Lanka, en Zimbabwe, Sudan, Afganistán o Irak.
A los que no tienen voz, se les debe dar voz a través del liderazgo de la Comunión Anglicana. La segunda hebra que va con una voz para los que no tienen voz, es el llamado a la responsabilidad de aquellos que abusan del poder: regímenes autoritarios que oprimen y reprimen a las personas. La voz profética realizará preguntas dolorosas y relevantes: “¿por qué?”, y a veces, “¿cómo te atreves?”
Otros dos comentarios acerca de la tradición profética; en cierto sentido, la voz profética es monótona. Se mantiene mientras el problema persista. Así que no se preocupen si no están diciendo nada nuevo. Incesante monotonía. Y la segunda característica es que no existe interés personal en la tradición profética. Hablamos por justicia y orden en el mundo de Dios, y hablamos por aquellos que no pueden hablar por sí mismos.
Quisiera concluir citando a uno de mis Arzobispos favoritos, el Arzobispo William Temple, quien una vez dijo: “La Iglesia es una institución que no vive para sí misma.” Mis queridas hermanas y hermanos, mientras nos vamos de este maravilloso retiro, a través de esta hermosa eucaristía, hacia la conferencia, aferrémonos a esta palabra. Porque aquí está el centro de la identidad Anglicana, y aquí está el centro de la espiritualidad Anglicana. No vivimos para nosotros mismos, y toda nuestra energía, todos nuestros dones están dirigidos para la vida abundante del otro.
Amen.
Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en:
http://www.lambethconference.org/daily/news.cfm/2008/7/20/ACNS4438
miércoles, 23 de julio de 2008
martes, 22 de julio de 2008
lunes, 21 de julio de 2008
Las muchas formas de decir "Hola"... Notas de nuestro Obispo desde Lambeth
En estos dos días me fue recordada las muchas maneras que existen en este planeta de decir “Hola”. Estreché las manos con Británicos, Norteamericanos, Canadienses y Australianos; el Obispo de España y varios Obispos francófonos de África me saludaron con un beso en cada mejilla; me incliné muchas veces ante los Obispos Japoneses; recibí muchos abrazos, algo que los Uruguayos conocemos muy bien; muchos de estos abrazos podrían parecer demasiado emocionales y hasta románticos a los ojos no acostumbrados de hermanos del hemisferio Norte, aunque es lo más normal en otras culturas. Y aún en otras, no solo se abrazan y besan, sino que para finalizar el ritual juntan sus frentes como signo de amistad.
De los asistentes a la Conferencia de Lambeth, aproximadamente dos tercios de los Obispos están participando por primera vez. Algunos de ellos están en su segunda Conferencia. Solo un Obispo y su esposa están participando por cuarta vez.
La Conferencia comenzó extraoficialmente la noche del miércoles, donde cerca de 650 Obispos de todo el mundo se hicieron presentes. Debo decir que la mayoría de los Obispos son de África y de otros continentes del tercer mundo. Nos han dado equipos de traducción para el audio, con 8 idiomas diferentes del mundo, incluyendo el Español. La Conferencia tendrá la apertura oficial, muy formal, el Domingo, donde todos los Obispos entrarán en procesión a la Catedral de Canterbury, usando las sotanas púrpuras.
Dentro de la carpa del encuentro, llamada Big Top, el ambiente es cálido, y al salir, quienes están acostumbrados a los climas más cálidos, sienten el frío. Es fácil identificar de qué parte del mundo vienen los Obispos y sus esposas. Cuanto más cerca del Ecuador, más frío se siente en este clima del sureste británico, aunque algunos de quienes viven aquí están de manga corta.
El jueves por la mañana estuvimos nuevamente en “Big Top” para la celebración de la Eucaristía. Fue una experiencia maravillosa, con cientos y cientos de hermanas y hermanos de toda la Comunión Anglicana. ¡Qué hermosa música se produjo, no sólo proveniente del coro, sino también de la asamblea de fieles!
También comenzamos con nuestros estudios bíblicos y de oración, reunidos en grupos de 8 ó 9 Obispos. Comenzamos a estudiar el Evangelio de Juan, con un comentario que el Equipo de Estudio Bíblico desarrolló a lo largo de dos años. El equipo estuvo integrado por teólogos y biblistas de diferentes países y seminarios de Estados Unidos, Inglaterra, Tanzania, Sudáfrica, Congo y Nueva Zelandia.
Es para mí un privilegio poder compartir el grupo de estudio bíblico y oración con los Obispos Alvarez (Puerto Rico), Carranza (Los Angeles), Garrison (Nueva York Occidental), Goldsworthy (Australia), Langrish (Exeter), O’Neill (Colorado), Prandes (Cuba), Venables (Argentina) y Frade (Florida Suroriental). Espero poder desarrollar un mayor acercamiento con estos hermanos Obispos, mientras nos embarcamos en nuestra travesía espiritual conjunta hasta principios de Agosto.
Después de nuestros estudios bíblicos y de oración, nos apresuramos a formar fila y debimos esperar cerca de 20 minutos, cuando una llovizna comenzó a caer. Rápidamente abrimos nuestros paraguas, pero fue realmente interesante el ver como algunos Obispos del Reino Unido los mantuvieron cerrados porque, a su entender, esa pequeña llovizna no lo ameritaba.
Finalmente llegamos a los autobuses que nos llevarían a la Catedral de Canterbury para el retiro de 3 días que termina el sábado. La Catedral de Canterbury estaba cerrada al público, lo que entristeció a algunos turistas y peregrinos, pero puedo entender que albergar cientos de Obispos bajo el mismo techo, era más que suficiente para el staff del lugar.
El Arzobispo de Canterbury dirigió las meditaciones que estuvieron acompañadas de tiempos libres de silencio y meditación. La Catedral de Canterbury es, de por sí, un lugar profundamente espiritual que contiene mucha historia. Es la sede del Arzobispo de Canterbury como Primado de toda Inglaterra, Obispo Diocesano de Canterbury así como Primus iter pares de todos los Obispos de la Comunión Anglicana. Ha sido un lugar de adoración Cristiana por casi 1700 años. Aquí es donde San Agustín y sus compañeros de misión se instalaron para comenzar su trabajo de traer nuevamente el Cristianismo a Inglaterra. Es también el lugar donde, el 29 de diciembre de 1170, San Thomas Becket fue asesinado por cuatro caballeros que tomaron la famosa exclamación del Rey Enrique II como una orden: “¿No habrá nadie capaz de librarme de este humilde sacerdote?”. La Catedral es también famosa por “Los Cuentos de Canterbury”, de Geoffrey Chaucer, que relata las historias de muchos peregrinos que visitaron el lugar donde Becket fue asesinado.
El Arzobispo nos recordó nuestro gran llamado a ser Pastores de nuestro rebaño. “Debemos ser signo de unidad de una nueva humanidad y no presidentes exhaustos de un sinfín de comisiones.” Debemos ocuparnos de la iglesia siguiendo el ejemplo de San Pablo, tal como lo expresa en 2 Corintios 11, 28.
El Arzobispo enfatizó que “los Obispos están llamados también a proclamar la justicia y recordar a su gente que la muerte de un niño en Myanmar o en Africa, nos disminuye a cada uno de nosostros en nuestros países. Cristo nos invita a responder a aquellos menos afortunados que nosotros.”
Espero que llegue el viernes para continuar nuestro retiro en la Catedral de Canterbury junto al Arzobispo, y a adorar una vez más dentro del “Big Top”, así como a continuar nuestros estudios bíblicos y de oración.
Bendiciones
+Miguel
De los asistentes a la Conferencia de Lambeth, aproximadamente dos tercios de los Obispos están participando por primera vez. Algunos de ellos están en su segunda Conferencia. Solo un Obispo y su esposa están participando por cuarta vez.
La Conferencia comenzó extraoficialmente la noche del miércoles, donde cerca de 650 Obispos de todo el mundo se hicieron presentes. Debo decir que la mayoría de los Obispos son de África y de otros continentes del tercer mundo. Nos han dado equipos de traducción para el audio, con 8 idiomas diferentes del mundo, incluyendo el Español. La Conferencia tendrá la apertura oficial, muy formal, el Domingo, donde todos los Obispos entrarán en procesión a la Catedral de Canterbury, usando las sotanas púrpuras.
Dentro de la carpa del encuentro, llamada Big Top, el ambiente es cálido, y al salir, quienes están acostumbrados a los climas más cálidos, sienten el frío. Es fácil identificar de qué parte del mundo vienen los Obispos y sus esposas. Cuanto más cerca del Ecuador, más frío se siente en este clima del sureste británico, aunque algunos de quienes viven aquí están de manga corta.
El jueves por la mañana estuvimos nuevamente en “Big Top” para la celebración de la Eucaristía. Fue una experiencia maravillosa, con cientos y cientos de hermanas y hermanos de toda la Comunión Anglicana. ¡Qué hermosa música se produjo, no sólo proveniente del coro, sino también de la asamblea de fieles!
También comenzamos con nuestros estudios bíblicos y de oración, reunidos en grupos de 8 ó 9 Obispos. Comenzamos a estudiar el Evangelio de Juan, con un comentario que el Equipo de Estudio Bíblico desarrolló a lo largo de dos años. El equipo estuvo integrado por teólogos y biblistas de diferentes países y seminarios de Estados Unidos, Inglaterra, Tanzania, Sudáfrica, Congo y Nueva Zelandia.
Es para mí un privilegio poder compartir el grupo de estudio bíblico y oración con los Obispos Alvarez (Puerto Rico), Carranza (Los Angeles), Garrison (Nueva York Occidental), Goldsworthy (Australia), Langrish (Exeter), O’Neill (Colorado), Prandes (Cuba), Venables (Argentina) y Frade (Florida Suroriental). Espero poder desarrollar un mayor acercamiento con estos hermanos Obispos, mientras nos embarcamos en nuestra travesía espiritual conjunta hasta principios de Agosto.
Después de nuestros estudios bíblicos y de oración, nos apresuramos a formar fila y debimos esperar cerca de 20 minutos, cuando una llovizna comenzó a caer. Rápidamente abrimos nuestros paraguas, pero fue realmente interesante el ver como algunos Obispos del Reino Unido los mantuvieron cerrados porque, a su entender, esa pequeña llovizna no lo ameritaba.
Finalmente llegamos a los autobuses que nos llevarían a la Catedral de Canterbury para el retiro de 3 días que termina el sábado. La Catedral de Canterbury estaba cerrada al público, lo que entristeció a algunos turistas y peregrinos, pero puedo entender que albergar cientos de Obispos bajo el mismo techo, era más que suficiente para el staff del lugar.
El Arzobispo de Canterbury dirigió las meditaciones que estuvieron acompañadas de tiempos libres de silencio y meditación. La Catedral de Canterbury es, de por sí, un lugar profundamente espiritual que contiene mucha historia. Es la sede del Arzobispo de Canterbury como Primado de toda Inglaterra, Obispo Diocesano de Canterbury así como Primus iter pares de todos los Obispos de la Comunión Anglicana. Ha sido un lugar de adoración Cristiana por casi 1700 años. Aquí es donde San Agustín y sus compañeros de misión se instalaron para comenzar su trabajo de traer nuevamente el Cristianismo a Inglaterra. Es también el lugar donde, el 29 de diciembre de 1170, San Thomas Becket fue asesinado por cuatro caballeros que tomaron la famosa exclamación del Rey Enrique II como una orden: “¿No habrá nadie capaz de librarme de este humilde sacerdote?”. La Catedral es también famosa por “Los Cuentos de Canterbury”, de Geoffrey Chaucer, que relata las historias de muchos peregrinos que visitaron el lugar donde Becket fue asesinado.
El Arzobispo nos recordó nuestro gran llamado a ser Pastores de nuestro rebaño. “Debemos ser signo de unidad de una nueva humanidad y no presidentes exhaustos de un sinfín de comisiones.” Debemos ocuparnos de la iglesia siguiendo el ejemplo de San Pablo, tal como lo expresa en 2 Corintios 11, 28.
El Arzobispo enfatizó que “los Obispos están llamados también a proclamar la justicia y recordar a su gente que la muerte de un niño en Myanmar o en Africa, nos disminuye a cada uno de nosostros en nuestros países. Cristo nos invita a responder a aquellos menos afortunados que nosotros.”
Espero que llegue el viernes para continuar nuestro retiro en la Catedral de Canterbury junto al Arzobispo, y a adorar una vez más dentro del “Big Top”, así como a continuar nuestros estudios bíblicos y de oración.
Bendiciones
+Miguel
jueves, 17 de julio de 2008
martes, 15 de julio de 2008
lunes, 14 de julio de 2008
Noticias de nuestro Obispo desde Escocia

A un día de la Conferencia de Lambeth, ya se encuentra en camino. Continuamos orando por su salud y pidiendo a Dios que lo siga sosteniendo en los días que vienen.
En los próximos días iremos publicando las noticias y comentarios que nos envíe desde Lambeth.
viernes, 11 de julio de 2008
Respuesta del Arzobispo de Canterbury a la Declaración de Jerusalén
Lunes 30 de junio de 2008
El Arzobispo de Canterbury, Dr. Rowan Williams, ha respondido a la Declaración final de la Conferencia para el Futuro Global Anglicano con el siguiente comunicado:
La Declaración Final de GAFCON reunida en el Jordán y Jerusalén contiene mucho de positivo y alentador acerca de las prioridades de aquellos que se reunieron a orar y peregrinar en la pasada semana. Los “principios de ortodoxia” detallados en el documento serán aceptables y compartidos por la gran mayoría de los Anglicanos en cada provincia, pese a que puedan existir diferencias de énfasis y perspectiva en algunos puntos. Estoy de acuerdo en que la Comunión necesita estar unida en sus compromisos en estos puntos, y no tengo dudas de que la Conferencia de Lambeth deseará afirmar todos estos aspectos positivos de las deliberaciones de GAFCON. Pese al clamor de algunos, la convicción en la unicidad de Jesucristo como Señor y Dios y el imperativo absoluto del evangelismo, no están bajo discusión en la vida en común de la Comunión.
Sin embargo, las propuestas que realiza GAFCON para el camino que tenemos por delante, son problemáticas desde todo punto de vista, e insto a todos aquellos que las han delineado, a que piensen muy seriamente sobre los riesgos que conllevan.
Un “Concilio de Primados” que consiste únicamente en un grupo auto-elegido de Primados de la Comunión, no sorteará el test de legitimidad para todos en la Comunión. Y cualquier reclamo de tener libertad de operar más allá de los límites provinciales estará lleno de dificultades, teológicas y prácticas; teológicas debido al compromiso histórico del mutuo reconocimiento de los ministerios en la Comunión, y prácticas por la obvia presión de ejercer la autoridad episcopal o de primacía a través de enormes regiones geográficas y culturales.
Dos preguntas surgen a la vez acerca de lo que se ha propuesto. ¿Con qué autoridad pueden los Primados ser considerados miembros aceptables o inaceptables de cualquier nuevo concilio de primados? ¿Y cómo se aplicará efectivamente la disciplina en situaciones de superposición de competencia jurisdiccional?
Nadie debería imputar motivos maliciosos o egoístas a aquellos que han ofrecido cuidado pastoral a congregaciones de otras provincias; estas acciones, sin importar cómo las juzguemos, surgen de una preocupación pastoral y espiritual. Pero una pregunta ha sido realizada una y otra vez, al punto de convertirse actualmente en un reclamo muy serio: ¿cómo puede un obispo o primado, en otro continente, estar capacitado para discriminar efectivamente entre una genuina crisis de relación pastoral e integridad teológica, y una situación en la que subyacen motivos no teológicos? Hemos presenciado situaciones de intervención en diócesis donde el liderazgo es incuestionablemente ortodoxo, simplemente debido a dificultades locales de naturaleza personal o administrativa. También hemos visto instancias en las que clérigos han sido disciplinados por comportamiento escandaloso en una jurisdicción, y han sido aceptadas en otra, aparentemente sin el debido proceso. Algunas otras iglesias Cristianas tienen experiencias infelices en este sentido, por lo que debe ser encarado honestamente.
No es suficiente con desechar las estructuras existentes en la Comunión. Si no están funcionando efectivamente, el desafío es a renovarlas más que a improvisar soluciones que puedan parecer efectivas a corto plazo, pero que continuarán creando más problemas de los que solucionan.
Este desafío es uno de los focos más significativos de la próxima Conferencia de Lambeth. Uno de sus más claros objetivos es restaurar la profunda confianza en nuestra identidad Anglicana. Y esta tarea requiere que hagan su parte todos los que se preocupan tan profundamente por el futuro del Anglicanismo, como los autores de la Declaración sostienen que hacen.
El término “colonialismo” ha sido usado libre de patrones existentes. Nadie desea mirar hacia atrás, al legado colonial, con complacencia. Pero emerger del legado del colonialismo debe significar una nueva co-operación de iguales, no una simple inversión de poderes. Si aquellos que hablan por GAFCON desean compartir en un genuino renacer de todos nuestros patrones de refexión y toma de decisiones en la Comunión, son bienvenidos, especialmente para ir dando forma a un Pacto efectivo para nuestro futuro juntos.
Creo que es erróneo asumir que estamos tan apartados que todos los que estén fuera de la red GAFCON están, simplemente, proclamando otro evangelio. Este no es el caso; no es la experiencia de millones de Anglicanos en cada provincia, fieles y con su foco en la Biblia. Lo que sí es verdad es que a ambos lados de nuestras controversias abundan los eslóganes, representaciones desdibujadas y caricaturas. Y deben ser desafiadas en el nombre del respeto y la paciencia que nos debemos unos a otros en Cristo Jesús.
He dicho en el pasado, a algunos en la Comunión que se llamarían a sí mismos radicales, las palabras del Apóstol en I Cor 11, 33: “espérense unos a otros”. Diría lo mismo a aquellos en cuyo nombre esta Declaración ha sido hecha. La impaciencia a toda costa para limpiar el terreno del Señor de la mala hierba que pueda aparecer entre los signos de vida verdadera (Mt 13, 29) pondrá en riesgo nuestra claridad y efectividad en comunicar precisamente esas verdades evangélicas y católicas que la Declaración de GAFCON realiza.
© Rowan Williams
Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en:
http://www.archbishopofcanterbury.org/1871
La Declaración Final de GAFCON reunida en el Jordán y Jerusalén contiene mucho de positivo y alentador acerca de las prioridades de aquellos que se reunieron a orar y peregrinar en la pasada semana. Los “principios de ortodoxia” detallados en el documento serán aceptables y compartidos por la gran mayoría de los Anglicanos en cada provincia, pese a que puedan existir diferencias de énfasis y perspectiva en algunos puntos. Estoy de acuerdo en que la Comunión necesita estar unida en sus compromisos en estos puntos, y no tengo dudas de que la Conferencia de Lambeth deseará afirmar todos estos aspectos positivos de las deliberaciones de GAFCON. Pese al clamor de algunos, la convicción en la unicidad de Jesucristo como Señor y Dios y el imperativo absoluto del evangelismo, no están bajo discusión en la vida en común de la Comunión.
Sin embargo, las propuestas que realiza GAFCON para el camino que tenemos por delante, son problemáticas desde todo punto de vista, e insto a todos aquellos que las han delineado, a que piensen muy seriamente sobre los riesgos que conllevan.
Un “Concilio de Primados” que consiste únicamente en un grupo auto-elegido de Primados de la Comunión, no sorteará el test de legitimidad para todos en la Comunión. Y cualquier reclamo de tener libertad de operar más allá de los límites provinciales estará lleno de dificultades, teológicas y prácticas; teológicas debido al compromiso histórico del mutuo reconocimiento de los ministerios en la Comunión, y prácticas por la obvia presión de ejercer la autoridad episcopal o de primacía a través de enormes regiones geográficas y culturales.
Dos preguntas surgen a la vez acerca de lo que se ha propuesto. ¿Con qué autoridad pueden los Primados ser considerados miembros aceptables o inaceptables de cualquier nuevo concilio de primados? ¿Y cómo se aplicará efectivamente la disciplina en situaciones de superposición de competencia jurisdiccional?
Nadie debería imputar motivos maliciosos o egoístas a aquellos que han ofrecido cuidado pastoral a congregaciones de otras provincias; estas acciones, sin importar cómo las juzguemos, surgen de una preocupación pastoral y espiritual. Pero una pregunta ha sido realizada una y otra vez, al punto de convertirse actualmente en un reclamo muy serio: ¿cómo puede un obispo o primado, en otro continente, estar capacitado para discriminar efectivamente entre una genuina crisis de relación pastoral e integridad teológica, y una situación en la que subyacen motivos no teológicos? Hemos presenciado situaciones de intervención en diócesis donde el liderazgo es incuestionablemente ortodoxo, simplemente debido a dificultades locales de naturaleza personal o administrativa. También hemos visto instancias en las que clérigos han sido disciplinados por comportamiento escandaloso en una jurisdicción, y han sido aceptadas en otra, aparentemente sin el debido proceso. Algunas otras iglesias Cristianas tienen experiencias infelices en este sentido, por lo que debe ser encarado honestamente.
No es suficiente con desechar las estructuras existentes en la Comunión. Si no están funcionando efectivamente, el desafío es a renovarlas más que a improvisar soluciones que puedan parecer efectivas a corto plazo, pero que continuarán creando más problemas de los que solucionan.
Este desafío es uno de los focos más significativos de la próxima Conferencia de Lambeth. Uno de sus más claros objetivos es restaurar la profunda confianza en nuestra identidad Anglicana. Y esta tarea requiere que hagan su parte todos los que se preocupan tan profundamente por el futuro del Anglicanismo, como los autores de la Declaración sostienen que hacen.
El término “colonialismo” ha sido usado libre de patrones existentes. Nadie desea mirar hacia atrás, al legado colonial, con complacencia. Pero emerger del legado del colonialismo debe significar una nueva co-operación de iguales, no una simple inversión de poderes. Si aquellos que hablan por GAFCON desean compartir en un genuino renacer de todos nuestros patrones de refexión y toma de decisiones en la Comunión, son bienvenidos, especialmente para ir dando forma a un Pacto efectivo para nuestro futuro juntos.
Creo que es erróneo asumir que estamos tan apartados que todos los que estén fuera de la red GAFCON están, simplemente, proclamando otro evangelio. Este no es el caso; no es la experiencia de millones de Anglicanos en cada provincia, fieles y con su foco en la Biblia. Lo que sí es verdad es que a ambos lados de nuestras controversias abundan los eslóganes, representaciones desdibujadas y caricaturas. Y deben ser desafiadas en el nombre del respeto y la paciencia que nos debemos unos a otros en Cristo Jesús.
He dicho en el pasado, a algunos en la Comunión que se llamarían a sí mismos radicales, las palabras del Apóstol en I Cor 11, 33: “espérense unos a otros”. Diría lo mismo a aquellos en cuyo nombre esta Declaración ha sido hecha. La impaciencia a toda costa para limpiar el terreno del Señor de la mala hierba que pueda aparecer entre los signos de vida verdadera (Mt 13, 29) pondrá en riesgo nuestra claridad y efectividad en comunicar precisamente esas verdades evangélicas y católicas que la Declaración de GAFCON realiza.
© Rowan Williams
Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en:
http://www.archbishopofcanterbury.org/1871
miércoles, 9 de julio de 2008
Carta Pastoral de nuestro Obispo Miguel Tamayo antes de la Conferencia de Lambeth
A todo el pueblo, clérigos y laicos de la Diócesis del Uruguay,
Gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Como es de conocimiento general durante los dias 22 al 29 de Junio p.p. sesionó en Jerusalem un grupo bajo el nombre de Conferencia Global del Futuro Anglicano (GAFCON en inglés), en la cual la provincia del Cono Sur de América estuvo presente y nuestro primado fue uno de sus oradores principales y líderes de la misma.
En esa reunión se recordó que nuestra Provincia rompió sus relaciones de Comunión con la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América y con la Iglesia Anglicana del Canadá, decisión con la cual nuestra diócesis no estuvo de acuerdo y asi lo hicimos saber votando en contra de tal propuesta en el Sínodo Provincial.
Semanas después, nuestro Sínodo Diocesano acordó mantener las relaciones de compañerismo con esas y todas las Iglesias conque las que hasta ahora las habíamos mantenido pues, fieles a Cristo que oró por la unidad (San Juan cap 17) y a la doctrina de los Apostoles, (Efesios 4:1-3) no estamos a favor del cisma, la división, la desunión, y el enfrentamiento entre hermanos.
Gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Como es de conocimiento general durante los dias 22 al 29 de Junio p.p. sesionó en Jerusalem un grupo bajo el nombre de Conferencia Global del Futuro Anglicano (GAFCON en inglés), en la cual la provincia del Cono Sur de América estuvo presente y nuestro primado fue uno de sus oradores principales y líderes de la misma.
En esa reunión se recordó que nuestra Provincia rompió sus relaciones de Comunión con la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América y con la Iglesia Anglicana del Canadá, decisión con la cual nuestra diócesis no estuvo de acuerdo y asi lo hicimos saber votando en contra de tal propuesta en el Sínodo Provincial.
Semanas después, nuestro Sínodo Diocesano acordó mantener las relaciones de compañerismo con esas y todas las Iglesias conque las que hasta ahora las habíamos mantenido pues, fieles a Cristo que oró por la unidad (San Juan cap 17) y a la doctrina de los Apostoles, (Efesios 4:1-3) no estamos a favor del cisma, la división, la desunión, y el enfrentamiento entre hermanos.
Ahora tristemente en la reunión de Jerusalem se establece que:
"A la vez que reconocemos el carácter histórico de la sede de Canterbury, no aceptamos que la identidad Anglicana se determine necesariamente por el reconocimiento por parte del Arzobispo de Canterbury."
Esto constituye una flagrante e inadmisible violación de nuestra Constitución Diocesana y Provincial que dice:
Cánones Diocesanos - Iglesia Anglicana del Uruguay
IV La Diócesis Anglicana de Uruguay es una rama dentro de la Iglesia de Jesucristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica, formando parte de la Iglesia Anglicana del Cono Sur de América, que conjuntamente con las demás Iglesias que reconocen a la Sede de Cantebury como Primada, forman la Comunión Anglicana, así como con otras que se hallan en comunión con ésta.
Cánones Provinciales
..................... (nombra las provincias.).. reunidos en Asamblea acordamos constituir nuestras Diócesis en la Iglesia Anglicana del Cono Sur de América, como una Provincia en plena comunión con la sede Cantórbery y las Iglesias de la Comunión Anglicana;
.............. y mantiene su unidad eclesiástica con las Diócesis y Provincias legitimamente constituídas y que están en comunión con la sede de Cantórbery.
Los obispos en GAFCON aseguran además que
"la Conferencia de Lambeth ha sido estructurada de tal modo de evitar cualquier decisión difícil. Solo podemos llegar a la devastadora conclusión de que “somos una Comunión global con una estructura colonial”.
Lo cual, como miembro del Grupo de Diseño de tal Conferencia aseguro que no es cierto, sino que por el contrario se han realizado los más grandes esfuerzos para que los obispos reunidos en Lambeth podamos, compartiendo con sinceridad nuestras experiencias, que pueden ser diferentes, en la misión de la Iglesia en los lugares donde Dios nos ha colocado, podamos salir renovados para seguir adelante en el cumplimiento de la misma.
Exhorto a la diócesis a mantenernos unidos en torno al obispo diocesano y junto a Rowan, Arzobispo de Canterbury, y líder espiritual, por mantener unida a la Comunión Anglicana.
Que Dios en su misericordia se apiade de nuestra amada Iglesia, perdone nuestras desdichadas divisiones, y le de la fuerza de su Espíritu para cumplir la misión que nos ha encomendado, unidad y paz.
fielmente,
+Miguel
lunes, 7 de julio de 2008
Cumpleaños de nuestro Obispo

El sábado 5 fue el cumpleaños de nuestro Obispo Miguel Tamayo, quien se encuentra en Cuba pronto para partir hacia la Conferencia de Lambeth.
Nuestro más cálido deseo de felicidad y bendiciones en su ministerio, a lo largo de este nuevo año que comienza.
Damos gracias a Dios por el regalo de su presencia entre nosotros.
Felicidades!!!
Nuestro más cálido deseo de felicidad y bendiciones en su ministerio, a lo largo de este nuevo año que comienza.
Damos gracias a Dios por el regalo de su presencia entre nosotros.
Felicidades!!!
viernes, 4 de julio de 2008
Bienvenidos...
Bienvenidos a este espacio de la Iglesia Anglicana del Uruguay. Queremos compartir con ustedes, a la luz de nuestra fe en Jesucristo, la vida de nuestra querida Iglesia. Nuestras esperanzas y anhelos, nuestras alegrías y tristezas. Lo hacemos desde nuestra identidad Anglicana uruguaya. Somos una Diócesis de la Provincia del Cono Sur de América, una de las 38 provincias que conforman la Comunión Anglicana, y por tanto estamos en comunión con el Arzobispo de Canterbury.
De a poco iremos subiendo información sobre las distintas actividades que se desarrollan en nuestra Diócesis.
Mientras tanto, nos mantenemos en oración por nuestro Obispo Miguel, quien ha viajado para participar de la Conferencia de Lambeth. Conferencia que reúne a los Arzobispos y Obispos Anglicanos de todo el mundo y es convocada por el Arzobispo de Canterbury, aproximadamente cada diez años.
De a poco iremos subiendo información sobre las distintas actividades que se desarrollan en nuestra Diócesis.
Mientras tanto, nos mantenemos en oración por nuestro Obispo Miguel, quien ha viajado para participar de la Conferencia de Lambeth. Conferencia que reúne a los Arzobispos y Obispos Anglicanos de todo el mundo y es convocada por el Arzobispo de Canterbury, aproximadamente cada diez años.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)