miércoles, 23 de julio de 2008

El Evangelio en el Barco... Notas de nuestro Obispo desde Lambeth

Siempre recordaré esta Conferencia de Lambeth como aquella en la que el Evangelio fue transportado en un barco. Pero antes de explicarles, permítanme decirles que ha sido un día glorioso. Esta mañana, pudimos disfrutar de una hora más de sueño, ya que “La Eucaristía a la que asisten los Obispos Anglicanos reunidos en la Conferencia de Lambeth, sus Esposas y Participantes Ecuménicos” comenzó a las 11 a.m. aunque los autobuses que nos llevan desde la Universidad hacia la Catedral comenzaron a partir de las 8:30 a.m.

El autobús nos dejó a unas 4 cuadras de la Catedral. En el camino nos topamos con una manifestación de un grupo fundamentalista con carteles que amenazaban con la eterna condenación si no nos arrepentíamos y nos uníamos a ellos.

Nos revestimos dentro de la cripta de la Catedral de Canterbury, donde los más de 600 obispos formaban una larga procesión púrpura hacia el interior de la Catedral. ¡Qué espectáculo! Cuando finalmente ingresamos a la Catedral, ya se había llenado con las esposas, invitados y dignatarios de gobierno.

Nunca como hoy, había visto tantos Vergers (ujieres) en acción. En realidad cumplieron muy bien su tarea y se aseguraron que cada uno de nosotros terminaba en el lugar correcto.

La música, a cargo del Coro de Canterbury y los Niños Coristas, estuvo maravillosa. Alcanzaron notas que ni siquiera sabía que existían. El Gloria in Excelsis se cantó en Latín, con una melodía Congolesa, acompañada de tambores. El coro cantó el Salmo 122, usando la tonada DAVOS, y la música de Bernadette Farrell (n. 1957). La primera lectura fue en Inglés, la Epístola en Coreano y el Evangelio… bueno, déjenme contarles acerca del Evangelio.

El diácono es bendecido por el Arzobispo y lleva el Evangelio desde el Altar Mayor. Mientras esto ocurre, los Hermanos y Hermanas de Melanesia traen danzando, el más grande y hermoso modelo de embarcación melanesia adornado bellísimamente. El Evangelio, con su brillante tapa dorada, es colocado dentro del barco, y los bailarines van desde el Altar Mayor hasta la Rosa de los Vientos, ubicada en el piso, frente al Altar Menor. Se movían ondulando, como si el barco mismo estuviera siendo movido por las aguas. Los bailarines vestían polleras de hierbas, similares a las que podemos ver en los Hawaianos. Debo decir que fue una experiencia tan profunda, tocó tanto mi alma, que me conmovió hasta las lágrimas. Fue por barco como llegó el Evangelio a Melanesia, llevado por los primeros misioneros Anglicanos. Ahora ellos traen de vuelta ese mismo Evangelio para ser leído en la Sede de Canterbury. La lectura del Evangelio fue realizada en Francés, idioma que se habla la región.

Uno de los puntos destacados del servicio fue el sermón predicado por el Obispo Duleep de Chickera, Obispo de Colombo, Sri Lanka. Realmente llegó a todos, al punto que la gente aplaudió vigorosamente cuando terminó. Voy a dar una breve reseña del contenido.

Comenzó diciendo que viene de un país con cuatro religiones: Budismo, Islam, Cristianismo y Cricket (de paso le recordó a los obispos el tradicional juego de cricket que tendrían la semana siguiente).

El resto del sermón fue más serio y profundo. Lamentó la ausencia de algunos obispos en esta Conferencia reconociendo los desafíos que tenemos por delante. También invitó a los obispos de la Comunión Anglicana a trabajar para resolver nuestras diferencias. Para lograr este objetivo realizó tres sugerencias.

Primero: debemos dejar de destinar tanto tiempo y esfuerzo en tratar de encontrar hasta la más diminuta falta en otros obispos, y que en cambio comencemos a concentrar nuestros esfuerzos en realizar un auto examen y reconocer nuestras grandes faltas.

Segundo: debemos reconocer que nuestra Comunión es muy extensa y diversa, como podemos apreciar mirando a nuestro alrededor a la gran cantidad de obispos de todo el mundo. El Obispo de Colombo dijo que hay lugar en este mundo para todos, sin importar la raza, género u orientación sexual. Debemos ser unificadores y no divisores.

Tercero: estamos llamados, como obispos, a ser proféticos y a ser la voz profética de los que no tienen voz, y de los que, si se animan a hablar, lo hacen a un muy alto precio.

Después del sermón y el Credo, la Intercesión que se usó proviene de la Eucaristía Escocesa, y se hizo en Hindi, Portugués, Japonés y Francés.

La Plegaria Eucarística fue realizada por el Arzobispo Williams y comenzó así (nuestra respuesta en cursiva):

Bwana awe nanyi
Awe pia nawe

Inueni mioyo yenu
Tunaiinua kwa Bwana

Tumushukuru Bwana Mungu wetu
Kutenda hivi ni vizuri na vema.

Es el Sursum Corda que realizamos siempre al comienzo de nuestra Eucaristía solo que en Swahili. El resto de la Plegaria Eucarística fue en Inglés, con la excepción de la aclamación de nuestro Misterio de Fe:

Kristo alikufa

Kristo Amefufuka
Kristo atakuja tena

El Padre Nuestro fue rezado en el idioma que cada uno prefirió y la comunión se realizó con gran eficiencia mediante varios puntos de distribución.

Luego de la Bendición y una serie de himnos, nos fuimos en procesión y volvimos a la Universidad de Kent. A decir verdad, lo único “oficial” esta tarde fue la orientación del programa. La Conferencia comienza el lunes. Lo que hemos estado haciendo desde el jueves es participar en el retiro de Obispos guiados por el Arzobispo Williams.

Hoy el día ha estado muy frío (otra vez). Espero y oro para que mañana esté más cálido. Quiero agradecerles sus oraciones. Me estoy sintiendo mucho mejor y Marta les envía su cariño a todos ustedes.

Bendiciones,

+Miguel

Todas las fotos en este post (c) The Anglican Communion