martes, 30 de diciembre de 2008

Oración de fin de año

Señor Dios,

Dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello
que recibí de TÍ.
Gracias por la vida y el amor,
por las flores,
el aire y el sol,
por la alegría y el dolor,
por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año,
el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos,
y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí
y los que están más lejos,
los que me dieron su mano
y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida,
el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando
y
que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.

Pronto iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida
ante el nuevo calendario aún sin estrenar
y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos
la paz y la alegría,

la fuerza y la prudencia,
la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes
un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad
y mis labios a palabras mentirosas,
egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno,
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones,
y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría
para que cuantos conviven conmigo
o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TÍ.

Danos un año feliz
y enséñanos a repartir felicidad.

Amén

Anónimo

Fuente: Red de Liturgia del CLAI

viernes, 19 de diciembre de 2008

Mensaje de Navidad de nuestro Obispo Miguel


El amor vino para quedarse

“Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo” S. Juan 3:16

La esencia, la naturaleza del Dios en quien creemos los cristianos, es amor.

Ese amor le motivó para crearnos aún cuando en su omnisciencia sabía de nuestro rechazo, de nuestro pecado,
porque por ese mismo amor, ya y aún antes de crearnos, quiso salvarnos y darnos vida.

Ese amor se hizo carne de la carne de María la Virgen y se llama Jesús de Nazareth, quien vivió y murió como uno de nosotros, pero resucitando nos ganó la vida eterna.

Y su encarnación se hizo permanente al enviar a su Espíritu Santo para morar en su pueblo, la Iglesia, que llega a ser entonces la extensión de la Encarnación.

Vino para quedarse.

Cuando los cristianos celebramos su nacimiento, su irrupción en nuestra historia, debemos hacerlo conscientes de lo que somos y debemos aceptar el desafío de lo que debemos ser.

Por eso cobra de nuevo vida el canto de los ángeles, la alabanza de los pastores, y los presentes de los sabios.

Somos llamados a perpetuar ese amor que es eterno y que vino para quedarse. Si mora en nosotros, está presente hoy y siempre.

Somos llamados a ser nuevos pesebres donde el Niño/Dios nazca y ser presencia de ese amor hoy, siglo XXI, en medio de crisis, de penas y dolores.

A un mundo así El no se negó a venir. Fue hijo de madre soltera con toda la carga negativa que eso tenía y tiene todavía. No tuvo un lugar para nacer ni donde recostar su cabeza. Siendo rico se hizo pobre, y sirviendo a todos, solo se ganó la muerte en la cruz.

Que tengamos un santo tiempo de Navidad ofreciéndonos para hacer real la presencia del amor de Dios que vino hace más de dos mil años y que vino para quedarse, es mi oración, y en nombre de ese amor les bendigo, ahora y siempre.

Vuestro pastor, amigo, hermano y obispo,

+Miguel

jueves, 18 de diciembre de 2008

Celebrando nuestros primeros 20 años como Diócesis Anglicana del Uruguay



El 10 de diciembre nuestra Diócesis celebró sus primeros 20 años. Con agradecimiento y alegría, pudimos celebrar de distintas maneras. Ese día, fue mediante una vigilia de oración en la Catedral, en preparación para el Sínodo XXIV, Electivo, del viernes 12.

El Sínodo Electivo comenzó con una Eucaristía, donde juntos, imploramos al Espíritu Santo que nos indicara quién era el hombre elegido por Dios para ser Obispo Sufragáneo. Después, todos los representantes (laicos y clérigos) permanecimos dentro de la Catedral. Luego de un espacio de oración ferviente convocada por el +Guillermo (de Perú y Veedor Provincial del Sínodo), transcurrieron largas horas, hasta lograr que en cada cámara (Obispos, Clérigos y Laicos) se llegara a los 2/3 necesarios para asegurar que uno de los candidatos resultara electo. De los 3 Presbíteros nominados (P. Gilberto, P. Gonzalo y P. Tito), resultó electo Obispo Sufragáneo, el Padre Gilberto Porcal. Ahora, debemos aguardar la ratificación por parte de la Provincia del Cono Sur. A partir de ello, se procederá a su Ordenación y Consagración como Obispo, con la presencia del Primado, nuestro Obispo Miguel y otro Obispo (pues siempre debe haber 3 Obispos, en una consagración episcopal). Oremos por +Miguel, por el P. Gilberto, por cada Clérigo y Laico para que, nos unamos en el nombre de Cristo para buscar, juntos, la voluntad de Dios al proyectarnos hacia el futuro de la I.A.U.

Ha sido un precioso regalo, contar con la presencia de +Guillermo y Judith. Sabemos del vasto ministerio que desarrollan en la Diócesis de Perú y recordamos con gratitud, los años de servicio y la visión que tuvieron para la Iglesia Anglicana del Uruguay. Continuamos orando por su salud y que el Señor le continúe fortaleciendo y bendiciendo.

El Sínodo XXV, Ordinario, se desarrolló con mucha actividad y un clima de paz, el sábado 13. Ya les llegarán las mociones aceptadas para que, cada uno en su comunidad, pueda analizarlas y trabajarlas… al continuar con la meta de llevar la Verdad de Cristo Resucitado a toda persona, mediante nuestra palabra y acción.

Finalmente, hubo una Eucaristía de cierre, seguido por un ágape diocesano, donde compartimos una torta gigante. Ciertamente un "broche de oro" para estos primeros 20 años. Agradecidos por todo lo compartido en estos días, pedimos una bendición muy especial para cada uno de los que nos acompañaron: los representantes con su presencia, las/os cocineras/os por su trabajo, la administración por muchas semanas de preparación para que todo saliera en tiempo y forma, por las oraciones de los presentes y también por aquellos que por diversos motivos, no lograron estar presentes y nos acompañaron "a la distancia".

Que las palabras de Jesús, nos acompañen en esta nueva etapa de nuestra Diócesis "Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste." (S. Juan 17: 21)

lunes, 15 de diciembre de 2008

Mensaje de Navidad del Arzobispo de Canterbury a la Comunión Anglicana

Los seres humanos, dejados por sí mismos, han imaginado a Dios en todo tipo de formas; pero, aunque hubo una o dos instancias, en la Antigua Grecia y el Antiguo Egipto, de dioses representados como niños, le tocó al Cristianismo el introducir al mundo la idea de Dios en la forma de un bebé: en la forma de una completa dependencia y fragilidad, sin poder o control. Si se detienen a pensar acerca de esto, es aún sorprendente. Y también es profundamente desafiante.

Dios eligió mostrarse a sí mismo en una vida humana completa, diciéndonos que cada etapa en la existencia humana, desde la concepción hasta la madurez y aún la muerte, era en principio capaz de decirnos algo sobre Dios.

Aunque lo que aprendemos de Jesucristo y lo que su vida hace posible es único, esa vida aún significa que miramos de manera diferente a la vida de los demás. Hay algo en nosotros que es capaz de comunicar lo que Dios tiene para decir - la imagen de Dios en cada uno de nosotros, que se expresa en su perfección solo en Jesús.

De ahí la reverencia que como Cristianos debemos mostrar a los seres humanos en toda condición, en cada etapa de la existencia. Esta es la razón por la que no podemos considerar a los niños que aún no nacieron como menos que miembros de la familia humana, el por qué aquellos con discapacidades o privaciones no tienen meno derecho a demandar de nosotros que cualquier otra persona, por qué intentamos tener un sentido amoroso de la vida humana aún cuando se acerca a su fin y difícilmente podemos ver algún signo de libertad o pensamiento.

Y de ahí la preocupación que debemos tener acerca del bienestar de los niños. Cuando vemos alrededor del mundo, hay mucho para provocarnos a un mayor enojo y protesta sobre lo que le ocurre a los niños, de lo que frecuentemente parecemos sentir o expresar. Este año, en el Reino Unido, ha habido muchos debates públicos acerca de la niñez, en la medida que la investigación ha subrayado la falta de seguridad emocional que muchos niños aquí sienten, el algo costo del divorcio y el resquebrajamiento de la familia, el efecto desproporcionado de la pobreza y la deuda en los niños, y muchos otros problemas. Estamos esperando la publicación en el Año Nuevo de una encuesta realizada a lo largo de la nación, sobre lo que la gente piensa que es una “buena niñez”, auspiciada por la Sociedad Infantil, y su larga asociación con la Iglesia Anglicana.

En otras partes contemplamos visiones aún más horrendas - niños soldados desplegados aún hoy en partes de África y Sri Lanka, la carga impuesta a los niños en lugares donde el VIH y el SIDA han borrado una generación completa, dejando solo a los ancianos y a los jóvenes, el destino de los niños en áreas de conflicto como el Congo y el Medio Oriente y el trato insensible que tan frecuentemente se le da a los niños refugiados y a quienes buscan asilo en países más prósperos.

“Aunque ahora lo vemos como un niño, Él ocupará el trono de su Padre” dice el himno de Navidad. Si es verdad que el niño de Belén es el mismo que vendrá otra vez en gloria a juzgar a vivos y muertos, ¿cómo nos pararemos frente a él si hemos permitido que su imagen en los niños del mundo sea agraviada y desfigurada? En la semana en la que estoy escribiendo esto, el público Británico está tratando de sobrellevar la revelación del asesinato de un niño muy pequeño. Recientemente acompañé a un número de estudiantes y líderes de fe Británicos en una peregrinación a los campos de exterminio en Auschwitz, donde algunas de las más terriblemente inolvidables imágenes tienen que ver con la matanza sistemática de niños Judíos - sus juguetes y ropa aún en exhibición, saqueadas de sus cuerpos muertos por sus asesinos.

Navidad es un buen tiempo para repensar nuestra actitud hacia los niños y lo que ocurre a los niños en nuestras sociedades. Los Cristianos que reconocen al infinito y todopoderoso Dios en la vulnerabilidad de un bebé recién nacido tienen todas las razones para hacer duras preguntas acerca de las maneras en que los niños llegan a ser despreciados, explotados, incluso atemorizados en nuestro mundo.

Todos sospechamos que en un tiempo de crisis económica mundial, serán los más vulnerables quienes tendrán que cargar con el mayor costo humano. El Santo Niño de Belén nos exige que resistamos esto con todas nuestras fuerzas, por el bien de aquel que, aunque era rico, por nuestro bien se volvió pobre, se volvió indefenso con los indefensos para poder exaltarnos a todos mediante su misericordia y gracia abundante.

Con toda bendición y el mejor deseo para Navidad y el Año Nuevo.

+Rowan Cantuar

Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en: http://www.aco.org/acns/news.cfm/2008/12/15/ACNS4548

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Condecoración para nuestro Obispo Miguel

Queridos....

Esta noche (martes) el Arzobispo de Canterbury nos agasajó a los miembros del Design Group de Lambeth con una cena en el Palacio de Lambeth, y nos galardonó con la Cruz de San Agustín de Canterbury, máxima expresión por servicios a la Comunion Anglicana. Un gran honor para Uruguay y Cuba.

Soy vuestro Obispo. Sin ustedes no sería posible nada.

+Miguel

La Cruz de San Agustín

La Cruz de San Agustín fue fundada por el Arzobispo Michael Ramsey. Fue otorgada por él, por primera vez, el 19 de febrero de 1965. Es una medalla circular, que tiene la réplica de la Cruz de Canterbury, del siglo VIII y en su anverso, un grabado de la silla de San Agustín deCanterbury. La cinta es color azul de Canterbury y se usa alrededor del cuello por el Clero y en el lado izquierdo del pecho de los Laicos.

Esta condecoración, históricamente ha sido otorgada a clérigos y laicos en iglesias extranjeras, quienes han contribuído notablemente hacia el mejoramiento de relaciones fraternas con iglesias de la Comunión Anglicana. Más recientemente, también ha sido otorgada por el ministerio ejemplar dentro de la Iglesia de Inglaterra, ya sea dentro de la misma o en las diócesis, o en la Comunión Anglicana como un todo, y a aquellos que han contribuído al mejoramiento de relaciones entre las varias iglesias y comuniones Cristianas.

¡Bendiciones y felicitaciones!

miércoles, 15 de octubre de 2008

Elección de Obispo Sufragáneo

Nuestra Diócesis se encuentra en un período de profunda oración y reflexión, en el camino hacia la elección de un Obispo Sufragáneo. La misma se realizará el 12 de diciembre del corriente año.

Como pueblo de Dios, queremos oir su voluntad y permitir que su Espíritu nos guíe hacia la elección de un pastor para nuestra Diócesis que acompañe, siguiendo las huellas de Cristo, el trabajo de nuestro Obispo Miguel.

En tal sentido se ha convocado a la Iglesia a priorizar este tema en las oraciones personales y comunitarias. Desde este Domingo, y hasta el día de la elección, en todas las parroquias de nuestra Diócesis se estará rezando la oración que se encuentra en la página 708 del Libro de Oración Común, y que reproducimos en este blog. También estará entre las oraciones del Grupo Diocesano de Oración, que se reúne los días lunes a las 12:30 en la Capilla Cristo Rey. Los días miércoles a las 12:30 y en la misma Capilla, se estará orando específicamente por este asunto. Y el día 12 de diciembre, durante la elección, el Grupo Diocesano de Oración estará en la Capilla Cristo Rey orando para que el Espíritu Santo nos guíe durante la misma.

La carta pastoral de nuestro Obispo y la carta del Comité de Nominaciones pueden descargarse desde aquí.

Invitamos a todas y todos a unirse a nosotros en oración.

¡Que Dios los bendiga!

lunes, 13 de octubre de 2008

Jornada "Leer es un boleto"


El Centro de Estancias Diurnas – PANAMBÍ, atiende a jóvenes con discapacidades intelectuales leves y motrices, en convenio con la Secretaría de la Gestión Social para la Discapacidad de la Intendencia Municipal de Montevideo. El objetivo del centro es lograr que los jóvenes que participan, logren las herramientas necesarias para poder insertarse en el mercado laboral formal. Este es uno de los objetivos que junto a la Secretaría de la discapacidad, viene trabajando la Iglesia Anglicana del Uruguay desde hace 12 años en comunión con el gobierno departamental. También se trabaja en otras áreas que son ingredientes fundamentales para conseguir el objetivo principal, y que tienen que ver con su autonomía, generar vínculos distintos a los exclusivamente familiares, el lenguaje, la presentación, etc.

En este momento y relacionado a las fotografías, se viene desarrollando la campaña “Leer es un boleto”, una idea surgida de la editorial Banda Oriental que al cumplir sus 30 Años, edita una serie de 4 tomos con cuentos cortos de autores uruguayos, que salen al valor de un boleto o pasaje de ómnibus; esto se debe al esfuerzo que tanto la editorial, como los autores que cedieron sus derechos, como a una serie de auspiciantes que han colaborado económicamente para que esto fuera posible, se pone a la venta este material en las calles de Montevideo. Esta practica educativa para los jóvenes que participan del programa, es una experiencia importante para desarrollar habilidades y destrezas que le facilitarán el acceso al mundo laboral, pero también y en un segundo plano están colaborando con una campaña para volver a generar el hábito de la lectura en la población.

Esta es una gran experiencia que vienen viviendo 6 jóvenes del Centro Panambí, lo hacen con alegría, responsabilidad y mucho entusiasmo, abordando a las personas en la Peatonal Sarandí de la Ciudad Vieja, contándoles de donde son, lo que están haciendo y lo importante de la lectura, destacando a los autores.

En el Centro hay mas jóvenes que están realizando otras prácticas como por ejemplo artesanías, o capacitándose en áreas verdes, con prácticas en otras zonas donde también está instalada la Iglesia, involucrándolos en otros proyectos como el caso de “El Sembrador” en la ciudad de Progreso.

Siempre tendemos a más, y ahora estamos en conversaciones para ampliar la oferta de conocimiento y capacitación para estos jóvenes; todo esto lleva a estudiar y observar para poder ofrecer las mejores oportunidades de desarrollo a los más indicados y aquí contamos con un gran equipo humano muy dedicado.

En la sonrisa de estos jóvenes se ve la alegría del compartir la vida, algo que se logra por ser IGLESIA, el experimentar el anuncio de la BUENA NUEVA, y la esperanza del RESUCITADO.

jueves, 2 de octubre de 2008

Anglicanos se unen en Jubileo de Lourdes

El Arzobispo de Canterbury, el Reverendísimo Rowan Williams, se unió a unos 600 Anglicanos para una peregrinación al mundialmente renombrado santuario de la Virgen María en Lourdes, al sur de Francia. La visita de cinco días, auspiciada por la Sociedad de María y la Sociedad de Nuestra Señora de Walsingham, dos sociedades Anglicanas devocionales que honran la persona de la Virgen a en devoción y oración, encuentra a los Anglicanos compartiendo la celebración Jubilar del establecimiento del santuario en 1858.

Siete obispos y cerca de 60 sacerdotes se unieron en una Eucaristía Anglicana concelebrada en la Basílica Superior de la iglesia principal. El grupo Anglicano tuvo una cálida bienvenida por los oficiales del santuario y la peregrinación se encuentra en la lista del programa especial del santuario para el Jubileo del 2008. El Arzobispo predicó en la Eucaristía Internacional, siendo el Cardenal Kasper, del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad Cristiana el celebrante. El día marca la fiesta de Nuestra Señora de Walsingham, el título dado a María en el Santuario Anglicano en la pequeña villa de Walsingham, Norfolk, Inglaterra, donde los Anglicanos se reúnen por miles cada mayo.

Walsingham también posee capillas a cargo de los Ortodoxos y los Católico Romanos.

La peregrinación de Lourdes consiste de oraciones, Comunión y tiempos de silencio. Las procesiones se realizan incluyendo la querida reunión para encender las velas, sobre el final de la tarde. Lourdes es el lugar donde una joven niña llamada Bernadette experimentó una serie de apariciones de la Virgen María. El lugar es conocido por su gruta y sus manantiales de agua, que se dice poseen propiedades curativas; así se ve mucha gente en sillas de ruedas y otros siendo ayudados por voluntarios del santuario.

En la Eucaristía Internacional del miércoles, el Arzobispo de Canterbury predicó a unas 20.000 personas.


Todas las fotos en este post (c) ACNS

Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en: http://www.anglicancommunion.org/acns/news.cfm/2008/9/25/ACNS4527

martes, 26 de agosto de 2008

Carta Pastoral del Arzobispo a los Obispos de la Comunión

Hoy, el Arzobispo de Canterbury, Dr. Rowan Williams, ha enviado una carta a los obispos de la Comunión Anglicana, expresando sus reflexiones personales sobre la Conferencia de Lambeth.

El texto completo de la carta puede ser encontrado a continuación:

Al finalizar la Conferencia de Lambeth de 2008, quisiera ofrecer algunas reflexiones personales más, sobre lo que los obispos reunidos en Canterbury han aprendido y experimentado. Aquellos de ustedes que han estado presentes aquí estarán en condiciones de compartir sus propias percepciones con su pueblo, pero puede ser útil para mí agregar mis propias perspectivas sobre hacia donde hemos sido conducidos.

Para la vasta mayoría de obispos, parece, este ha sido un tiempo donde sintieron que Dios estuvo en el trabajo. La Conferencia no fue un tiempo para crear nuevas leyes u obligaciones. A pesar de la forma en que algunos han expresado sus expectativas, las Conferencias de Lambeth nunca han trabajado directamente en esa dirección. El Grupo de Diseño de la Conferencia creyó fuertemente que la necesidad primordial de nuestra Comunión en este momento era la reconstrucción de las relaciones – la reconstrucción de la confianza unos con otros – y de la confidencia en nuestra identidad Anglicana. Y fue con esto en sus mentes que planearon un tipo diferente de Conferencia, determinada a permitir a cada obispo que su voz fuera escuchada y buscar un resultado final en el que los obispos estuvieran en condiciones de reconocer un auténtico informe de su propio trabajo.

Creo que la Conferencia tuvo éxito muy destacado en este punto – más de lo que la mayoría de la gente esperaba. Al final de nuestro tiempo juntos, muchas personas, especialmente algunos de los obispos nuevos, dijeron que se habían sorprendido por la gran convergencia que vieron. Y no puede haber duda que prácticamente todos los que estuvieron presentes sinceramente querían que la Comunión permaneciera junta.

Pero también reconocieron el desafío en quedarse juntos y la continua posibilidad de mayor división. En la medida que las propuestas para un Pacto Anglicano ahora continúan, es aún posible que algunos no estarán en condiciones de acordar; hubo un claro sentir de que algún tipo de pacto ayudará en nuestra identidad y cohesión, aunque los obispo quisieran evitar un tono legalista o jurídico. Una fuerte mayoría de los obispos presentes estuvieron de acuerdo que la moratoria en las bendiciones a parejas del mismo sexo y las intervenciones extra-provinciales era necesaria, pero tenían presente las dificultades de consciencia que significaban para algunos, y es necesario que haya una mayor claridad acerca de las exactas expectativas y qué puede ser implementado de manera realista. Qué tanto el intensificado sentido de permanecer juntos ayudará a la mutua limitación en estos asuntos es algo que está por verse. Pero puede decirse que pocos de aquellos que participaron, se fueron sin haber sentido que en algunos aspectos se movieron y cambiaron.

Éramos conscientes de la ausencia de muchos de nuestros colegas, y quisimos expresar nuestra tristeza porque no pudieran participar con nosotros y nuestro deseo de tender puentes y restaurar nuestro compañerismo. También teníamos presente el reciente encuentro en Jerusalén y sus declaraciones; muchos de nosotros expresaron un claro sentido de afinidad con mucho de lo que se dijo y estuvieron muy agradecidos de que muchos hayan participado en los dos encuentros, pero sabemos que hay trabajo por hacer para acercarnos más y estamos determinados a hacer ese trabajo.

El documento final de las Reflexiones de la Conferencia no es un “Informe” en el estilo de Conferencias previas, sino un intento de presentar un relato honesto de lo que fue discutido y expresado en los grupos “indaba”, grupos que conformaron el trabajo común principal de la Conferencia por parte del Grupo de Reflexiones. Pero aunque este documento no es un Informe formal, tiene varios indicadores sobre dónde están, en la Comunión, los objetivos y supuestos comunes. Permítanme mencionar algunos de estos.

Primero, hubo una aplastante unidad en torno a la necesidad, para la Iglesia, de ejecutar plenamente su parte en la lucha contra la pobreza, la ignorancia y la enfermedad. Los Objetivos para el Desarrollo del Milenio fueron remarcados repetidamente, y hubo un acuerdo universal de que tanto las agencias gubernamentales como las no gubernamentales necesitan crear asociaciones más efectivas con las iglesias, y ayudar a las iglesias a aumentar y mejorar su propia capacidad de generar el cambio por el bien de la justicia. Para fomentar esto, se acordó que necesitamos una mayor capacidad en la Comunión para el trabajo coordinado en el campo del desarrollo. Nuestra Marcha de Testimonio en Londres y el memorable discurso del Primer Ministro del Reino Unido formaron un poderoso foco para estas preocupaciones. Y el desafío a cada obispo de identificar objetivos claros para desarrollar políticas en la iglesia, responsables con el medio ambiente, fue articulado de forma contundente: se proveyó información a todos acerco de cómo el “carbon footprint”1 de la Conferencia en sí podría ser compensado, dándose un nuevo ímpetu al auto examen cuidadoso y crítico de todas nuestras prácticas. Se nos recordó, en testimonio de primera mano, que la supervivencia de muchas de nuestras más desventajosas comunidades estaba en riesgo como resultado del cambio ambiental. Esto nos permitió ver el asunto más claramente como uno de justicia tanto para la tierra de Dios como para el pueblo de Dios.

Segundo, en la cuestión controversial del día en que se trató la sexualidad humana, se mantuvo ampliamente la convicción de que un cambio unilateral o prematuro era riesgoso y divisivo, a pesar de la diversidad de opiniones expresadas en asuntos específicos. No hubo deseo de revisar la Resolución 1.10 de Lambeth 1998, aunque también hubo un compromiso claro en continuar la discusión pastoral y teológica de los asuntos involucrados. Sumado a un amplio apoyo a la moratoria en estas áreas ya mencionadas, hubo mucho apoyo a la idea de un “Foro Pastoral” como forma de abordar las tensiones presentes y futuras, y como cámara de intercambio de propuestas que conciernen el cuidado de grupos en desacuerdo con las visiones dominantes dentro de sus Provincias, de forma de evitar la confusa situación de violaciones a los límites provinciales y jurisdicciones competentes.

De manera importante, se reconoció que todos estos asuntos involucran una seria reflexión sobre la doctrina de la naturaleza humana y una continua profundización de nuestra comprensión del matrimonio Cristiano. Una sesión conjunta con obispos y esposas también nos recordó que una más amplia variedad de asuntos morales acerca del poder y la violencia en las relaciones entre hombres y mujeres necesita atención, si es que queremos hablar con credibilidad a las tensiones y sufrimientos de aquellos a quienes servimos.

Tercero, hubo un deseo general de encontrar mejores maneras de manejar nuestros asuntos como Comunión. Muchos participantes creyeron que el método indaba, aunque no está diseñado para obtener decisiones finales, fue un aspecto necesario para comprender cuáles podrían ser las preguntas, que expresaron su deseo de usar este método de manera más amplia – y continuar entre ellos mismos las conversaciones comenzadas en Canterbury. Esta es una guía importante para los encuentros de Primados y el CCA que tendrán lugar en la primera mitad del siguiente año, y estaré buscando identificar los recursos que necesitaremos para llevar adelante algunas de las propuestas acerca de nuestras estructuras y métodos.

La Conferencia fue bendecida ricamente en sus oradores invitados, quienes testificaron acerca de su aprecio por la herencia Anglicana, mientras nos realizaban agudas preguntas sobre qué tan flexibles y creativas eran nuestras políticas evangelísticas, acerca de la integración de nuestra pasión social y nuestra teología, y acerca de la naturaleza de la unidad que estábamos buscando, dentro de la Comunión Anglicana y con otras familias Cristianas. Nuestros muchos representantes ecuménicos jugaron un papel robusto y completo en todo nuestro trabajo en conjunto y tenemos con ellos una deuda considerable.

Finalmente y más importante que todo, estuvimos unidos dentro de una atmósfera de continua y profunda oración por nuestro Equipo de Capellanía. El compromiso de los miembros de la Conferencia a la adoración diaria fue impresionante; y esto tiene mucho que ver con la calidad de esa adoración, en momentos de profunda quietud y de exuberante celebración. Importó y mucho que tuviéramos la oportunidad de comenzar con un período de retiro en el contexto de la Catedral de Canterbury; la bienvenida que recibimos fue inmensamente generosa y todos valoramos el mensaje que claramente se nos dio, que esa era nuestra Catedral, y que todos nosotros éramos una parte plena de la comunidad de adoración que ha estado ahí desde que Agustín llegó a Canterbury en el 597.

Sé que todos los presentes quisieran que exprese nuevamente las gracias a todos aquellos que planearon y organizaron la Conferencia, a aquellos que hicieron los Estudios Bíblicos, aquellos que concibieron y monitorearon el trabajo de los grupos indaba, y todos aquellos que nos sirvieron tan devotamente de todas formas posibles – no menos a los Stewards, cuya energía y compromiso joviales, y el apoyo infalible de su presencia, nos dieron a todos una gran esperanza para el futuro. Gracias a todos ustedes – obispos y esposas – que participaron, por el gran compromiso mostrado y por el ánimo dado unos a otros.

Pero juntos damos gracias a Dios por su presencia con nosotros, su fidelidad hacia nosotros y sus dones a nuestra Comunión. Como fue dicho en la sesión plenaria de Clausura, creemos que Dios tiene más dones para dar a y a través de nuestra Comunión; y pedimos su gracia y asistencia en enseñarnos cómo recibir lo que quiere dar. “El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia.” (2 Corintios 9, 10)

Su siervo en Cristo

+Rowan Cantuar

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1Nota del traductor: “carbon footprint” es una medida del impacto ambiental que las actividades humanas tienen en términos de cantidad de gases de invernadero producidos, medido en unidades de dióxido de carbono.

Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en:
http://aco.org/acns/news.cfm/2008/8/26/ACNS4514


El documento de reflexiones de la Conferencia de Lambeth así como la traducción del mismo, realizada en nuestra Diócesis, puede ser encontrado en:
http://www.lambethconference.org/reflections/document.cfm

domingo, 3 de agosto de 2008

Notas de nuestro Obispo desde Lambeth...

2 de agosto de 2008

La Eucaristía de la mañana fue celebrada por la Iglesia de Kenia. Quizás hayan oído que nadie de Kenia participaría en la Conferencia de Lambeth pues su Primado amenazó con deponer a los obispos que se atrevieran a venir a Lambeth, pero parece que cinco de ellos fueron lo suficientemente valientes como para responder positivamente a la invitación del Arzobispo de Canterbury. En realidad tenemos obispos de casi todas partes de la Comunión Anglicana, aunque algunos de ellos están manteniendo un perfil bajo por temor de ser penalizados cuando vuelvan a sus diócesis.

Lo que es interesante en el momento presente, es que la disputa de algunos de los obispos extremistas de África ya no solo es con la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, sino que también con el Arzobispo de Canterbury. Basta con mirar las recientes declaraciones del Obispo Henry Orombi de Uganda al London Times describiendo al Arzobispo de Canterbury como un vestigio del colonialismo Británico, simplemente un líder designado por un gobierno secular.

Hubo una cierta tristeza en mi al saber que nos queda solamente un encuentro más del grupo de Estudio Bíblico. Mi grupo estuvo feliz de ver al Obispo de Ely, quien volvió de tareas en la Cámara de los Lores. Fue lo suficientemente atento como para traernos un libro con fotos de su catedral, y otro describiendo el trabajo en la Cámara de los Lores, para cada uno.

La lectura del Estudio Bíblico de hoy fue Juan 18, 1-18, que contiene la última declaración “Yo soy” de Jesús. Las palabras son, por tanto, un signo de la transición desde el ministerio y la enseñanza hacia el sufrimiento y la muerte en la cruz. A lo largo del Evangelio Jesús dijo “aún no ha llegado mi hora”; pero en este momento, finalmente, llegó. Como si quisiera enfatizar la transición de la declaración de Jesús “Yo soy” hacia el supremo acto de entregarse a sí mismo en manos de sus enemigos, el Evangelista San Juan sitúa el último “Yo soy” en la escena del arresto. Finalizamos nuestro Estudio Bíblico con una oración muy apropiada, leída antifonalmente, que quisiera compartir con ustedes:

“Señor Jesús, hemos prometido seguirte como discípulos, pero muy a menudo pensamos que conocemos el camino por nosotros mismos.

Perdónanos por nuestra terquedad y abre nuestros ojos a tu presencia entre nosotros, Señor.

Queremos avanzar, tal como tú lo hiciste en el jardín, pero algunas veces tenemos miedo, pues los peligros son reales.

Perdónanos cuando fallamos en ser testigos, y permite que nuestros corazones temerosos estén tranquilos en ti, Jesús.

Hemos intentado velar por aquellos a quienes nos has confiado, pero algunas veces nos echan y nos retiramos airados.

Perdónanos cuando nos rendimos demasiado pronto, Señor, y alimenta en nosotros una paciente buena voluntad.

Cristo Señor, permite que la gloria de tu Nombre brille tanto en nosotros que podamos atender a tus ovejas como tú nos enseñaste, y amarnos unos a otros como tú nos mostraste.

Amén.”

Después fuimos a nuestros grupos Indaba, donde continuamos trabajando en el Pacto Anglicano. Nos marcaron áreas donde la mayoría de los grupos estaban en desacuerdo. Fue interesante que todos los grupos mencionaron que el Apéndice del Pacto Anglicano era muy cuestionable.

La mayoría de los Obispos tuvo problemas con la Sección 3, “El Principio de Consulta”, y la Sección 8, el área que trata con el “Rechazo de una Solicitud de un Instrumento de Comunión”:

3.2 Dentro del mes después de ser consultado, el Arzobispo de Canterbury habrá entonces de (a) buscar la resolución del asunto, de manera personal y a través de la guía pastoral o (b) referir el asunto a los tres Asesores, nombrados de manera apropiada por el mismo Arzobispo.

3.3 Si transcurrido un mes de la divulgación de la guía pastoral del Arzobispo de Canterbury, ésta no ha tenido éxito, en opinión del mismo Arzobispo, entonces éste habrá de, tan pronto como sea prácticamente posible, referir el asunto a los Asesores, quienes actuarán de acuerdo con el Párrafo 3.4.

Después, el área más discutida del Apéndice fue sobre lo que ocurre después que el Arzobispo y los Asesores toman una decisión:

8.4. Si el Consejo decide que el rechazo es incompatible con el Pacto, entonces durante el curso de esa reunión del Consejo, bien (a) la Iglesia implicada puede declarar voluntariamente que renuncia a la fuerza y sentido de los propósitos del Pacto, o (b) el Consejo decidirá si se puede entender que la Iglesia implicada ha renunciado a la fuerza y sentido de los propósitos del Pacto.

8.5. Si se emite una declaración o resolución de una renuncia tal, el Consejo Consultivo Anglicano, tan pronto como sea posible, habrá de iniciar un proceso de restauración con la Iglesia implicada, en consulta con todas las Iglesias de la Comunión y los otros Instrumentos de Comunión.

La segunda parte de la discusión en Indaba tuvo que ver con la cuestión en torno a la moratoria y con el Foro Pastoral propuesto; también acerca de nuestras sugerencias para mejorar la salud de la Comunión Anglicana.

Creo que la mayoría de los obispos estaban considerando la continuidad de la moratoria del Reporte Windsor (sobre inmiscuirse en otras provincias a ministrar a los conservadores, la bendición a parejas del mismo sexo y el consagrar personas homosexuales en pareja al episcopado). Otros quería saber por cuánto tiempo y con qué propósito.

Desde todos lados hubo una oposición considerable al Foro Pastoral, y la mejor sugerencia para mejorar la Comunión fue el fortalecer al Consejo Consultivo Anglicano, que está compuesto de laicos, presbítero y obispos, y quitar algunos de las potestades que los Primados se han apropiado, sin consulta alguna, en los últimos años. La preocupación de los obispos es que esto nos estuviera llevando a una especie de exclusivo club de Cardenales Anglicanos.

Pudimos descansar un poco por la tarde para luego continuar con las audiencias referidas al Pacto Anglicano. Por la noche nos encontramos en Big Top para un programa presentado por los stewards, en el que estos jóvenes nos tomaron un poco el pelo a los obispos.

Mañana es el último día de la Conferencia. Finalizará con un servicio mayor en la Catedral de Canterbury. Ahora es tiempo de descansar y prepararnos para el último día en Lambeth. Estoy agradecido a Dios por haber podido traerlos a todos conmigo a la Conferencia de Lambeth. Sé que me estoy yendo como un mejor líder, con una fe más fuerte y el compromiso de servir al Señor en medio de ustedes. He estado orando por ustedes cada día.

Bendiciones,

+Miguel

viernes, 1 de agosto de 2008

Notas de nuestro Obispo desde Lambeth...

31 de julio de 2008

Si alguno no estuvo muy despierto esta mañana, seguramente lo hizo luego de los himnos animados que cantamos en la Eucaristía matinal celebrada por la Iglesia de Burundi. Su Primado, el Rvmo. Bernard Ntahaturi, predicó un enérgico sermón en el que nos animó a todos a continuar reforzando los lazos de afecto de nuestra Comunión.

En el Grupo de Estudio Bíblico, así como en el Indaba se comenzaron a discutir nuestras diferencias. Más allá de las tensiones, hubo respeto y consideración mutua, lo que seguramente decepcionó a la prensa secular, ya que algunos reporteros estaban esperando nada menos que luchas entre nosotros.

Por la tarde continuamos en plenario, trabajando en un documento a ser liberado al final de la Conferencia de Lambeth. Algo que es evidente es que no vamos a tener una solución a nuestras diferencias en una Conferencia de tan solo tres semanas, pero nos vamos a ir de aquí sabiendo que estamos mucho más cerca de un entendimiento.

Por favor continúen orando por todos los Obispos en estos tres días cruciales que tenemos por delante.

Bendiciones,

+Miguel

Notas de nuestro Obispo desde Lambeth...

30 de julio de 2008

Esta mañana comenzó con la Eucaristía, celebrada por la Iglesia de Hong Kong (Sheng Kung Hui). El Obispo de Hong Kong y Arzobispo de Hong Kong Sheng Kung Hui dio un interesantísimo sermón animándonos a ser generosos en nuestro relacionamiento unos con otros.

Mi Estudio Bíblico dedicó la mitad del tiempo trabajando la presentación del Arzobispo de Canterbury la noche anterior, centrándonos en cómo podemos acomodar nuestras diferencias y aún así mantener la integridad de nuestra fe.

El resto del tiempo lo dedicamos a la lectura Bíblica asignada para hoy: Juan 11, 1-44, que describe la resurrección de Lázaro. Aprendimos de cada uno de nosotros por las diferentes comprensiones Bíblicas y pudimos abarcar la totalidad de los personajes que aparecen en esta lectura.

Que Dios continúe bendiciéndolos,

+Miguel

Notas de nuestro Obispo desde Lambeth...

29 de julio de 2008

La Eucaristía de la mañana, dirigida por la Iglesia de Canadá, fue una experiencia multi-lingüística que fue más allá del Inglés y el Francés. El predicador fue un Norteamericano, Rev. Mark MacDonald, que es el Obispo Indígena de la Iglesia Anglicana de Canadá, y también el Obispo a cargo de Navajoland (tierra de Navajos) en los Estados Unidos. Previamente sirvió como Obispo de Alaska.

Después de la Eucaristía, esta mañana fue diferente a la de días previos, pues no tuvimos nuestro Grupo de Estudio Bíblico hasta entrada la tarde. En su lugar, la mañana la dedicamos al estudio Bíblico en el que todos los Obispos y sus Esposas participaron, hombres de un lado y mujeres del otro, ¡incluyendo a las mujeres obispas!

Al comienzo de la sesión pensé que no iba a funcionar, pero al final de la misma descubrí que sin dudas contribuyó a que todos comprendiésemos el abuso físico en contra de las mujeres.

El estudio Bíblico continuó, y después nos fuimos rápidamente a la Oración Vespertina donde la Provincia de Myanmar (Burma) presentó un video muy conmovedor sobre la muerte y devastación causada por el huracán y las crecidas que ocasionó. Fue muy bueno ver como la Iglesia Anglicana en Myanmar pudo responder para aliviar el sufrimiento causado por los efectos del huracán.

Después de esta presentación, el Arzobispo de Canterbury dio su Segundo Discurso a la Conferencia, en el que nos animó a movernos hacia un Pacto.

Habló de cómo se deben sentir quienes están a ambos lados del asunto, pero al final hizo un llamado a la iglesia a moverse al centro y tratar de salir del impasse en el que nos encontramos.

Oren por nosotros, y si Dios quiere, estaremos en condiciones de oírnos mutuamente en los días por delante.

Bendiciones,

+Miguel

Segundo Discurso del Arzobispo de Canterbury a la Conferencia de Lambeth

29 de Julio 2008

“¿Qué va a decir Lambeth ´08?” es la pregunta que asoma cada vez más visiblemente en el horizonte, a medida que pasan los días de esta última semana. Pero antes de intentar presentarles mis reflexiones sobre ese tema, quisiera tocar la pregunta previa, una pregunta que también podría expresarse como “¿Desde dónde va a hablar Lambeth 2008?”. Y yo creo que, si podemos responder a esa pregunta adecuadamente, entonces habremos fijado algunos fundamentos para cualquiera sea el contenido.

Y la respuesta, espero, es que hablemos desde el centro. Y no me refiero a hablar desde un punto medio entre dos extremos -esa opción solamente crea otro tipo de alineaciones políticas. Quiero decir que deberíamos tratar de hablar desde el corazón de nuestra identidad como Anglicanos, y en última instancia, hablar desde ese centro más profundo que es nuestra conciencia de vivir en, y ser, el Cuerpo de Cristo.

Estamos aquí, seguramente, porque creemos que hay una identidad Anglicana, y que vale la pena invertir nuestro tiempo y esfuerzo en ella. Mi esperanza es que al menos parte de las experiencias de esta Conferencia habrán reforzado ese sentir. Y es también mi esperanza que todos reconozcamos que el único modo, responsable y Cristiano de involucrarnos con quienes no están aquí, es precisamente hablando desde ese centro en Jesucristo, donde todas nuestras vidas son sostenidas y encuentran su sentido.

Y, como sugerí en mi Discurso de Apertura, ese hablar desde el centro requiere hábitos y prácticas y disciplinas que implican demandas para todas las partes –y no porque se esté imponiendo algo extraño y ajeno, sino porque todos sabemos que solamente podremos mantenernos enfocados en ese centro si nos respetamos y escuchamos unos a otros, controlando ese instinto natural, en todos nosotros de aferrarnos a una dimensión única de la verdad revelada. Hablé sobre concilio y pacto como la forma que veo de poder avanzar juntos. Y con esto me refiero, primero, a que necesitamos un poco más de estructura en nuestras relaciones internacionales, para así proveer una guía clara sobre qué sería y qué no sería un curso de acción gravemente divisorio por parte de una iglesia local. Si bien ahora el centro de este tipo de pregunta es el tema de la sexualidad humana, podría muy bien ser el caso de presiones para la adopción de una nueva fórmula bautismal, el abandono de una referencia formal al Credo de Nicea en las declaraciones de iglesias locales; podría ser un grado amplio de variación en la práctica sacramental –sobre los elementos de la Eucaristía, o sobre la presidencia laica; podría ser la incorporación regular a la liturgia de textos no Escriturales, o aún de material que no sea parte de la tradición Cristiana.

Algunas de estas cuestiones tienen una respuesta bastante clara, pero otras están abiertas a una necesidad mayor de discusión; y parece obvio que un cuerpo que inspire verdadera confianza y cuya autoridad sea reconocida, nos podría ayudar muchísimo. Pero los puntos esenciales aquí son confianza y autoridad. Si desarrollamos una capacidad tal en nuestras estructuras, como Comunión necesitamos llegar a un acuerdo sobre qué tipo de peso tendrán sus decisiones; otra razón para la conveniencia de un acuerdo pactado.

Hay quienes han expresado su desacuerdo con el ´legalismo´ que implica un pacto. Pero debemos tener claro que la ley buena tiene que ver con garantizar la consistencia y justicia en una comunidad; y también que en una comunidad como la familia Anglicana, solamente puede funcionar cuando es libremente aceptada. Bien entendido, el pacto es una expresión de mutua generosidad –ciertamente, ´amor generoso´, para citar el título de un excelente documento sobre cuestiones inter-religiosas, que discutimos ayer. Y podríamos recordar esa poderosa imagen que nos ofreció el Rabino Jonathan Sacks -´Pacto es la redención de la soledad´.

Generosidad mutua: parte de lo que esto significa es encontrar aquello que la otra persona o grupo está realmente diciendo y realmente necesitando. El proceso de estos últimos diez días fue diseñado para ayudarnos a encontrar algo de esto –de manera que, cuando consideremos cuestiones que nos dividen, hayamos creado lo suficiente de una comunidad para que una generosidad inteligente pueda nacer. No es en forma alguna un acuerdo completo sobre todos los temas posibles, pero sí habrá logrado, es mi esperanza, fortalecer el sentido de que al menos tenemos un lenguaje común, nacido de la convicción de que Jesucristo sigue siendo el único centro.

Y como parte de esa convicción, ¿qué es lo que hemos escuchado? Ahora quiero intentar un ejercicio que podría ser visto como presumido –y seguramente se siente como muy arriesgado. Quiero imaginar qué es lo que las personas que se encuentran en los distintos lados de nuestro más doloroso debate actual esperan que los otros hayan escuchado o están comenzando a escuchar en nuestro tiempo en común. Quiero imaginarme cuáles serían los mensajes fundamentales, dentro de una atmósfera de paciencia y caridad, de aquellos en nuestra Comunión que adhieren a una clara y tradicional convicción doctrinal y moral, y también de quienes, partiendo de ese mismo centro, tienen menos o ningún problema con algunas innovaciones recientes. Aunque estas voces están inevitablemente enraizadas en la experiencia del mundo en desarrollo y de Norteamérica, las divisiones también se encuentran internamente en muchas otras provincias.

De manera que, en primer lugar, ¿qué podría esperar el creyente tradicional que hayan escuchado otras personas? “Lo que buscamos hacer en nuestro contexto es transmitir fielmente lo que ustedes nos entregaron –Sagradas Escrituras, ministerio apostólico, disciplina sacramental. Pero, ¿qué podemos pensar cuando estas cosas parecen estar siendo cuestionadas, o aún revertidas? Queremos ser pastoralmente cuidadosos con todos, ser ´inclusivos´ como a ustedes les gusta decir. Queremos dar la bienvenida a toda persona. Sin embargo, el Evangelio y la fe que ustedes nos entregaron nos dicen que hay algunos tipos de comportamiento y relaciones que no son bendecidas por Dios. Nuestro amor y nuestra bienvenida no serían verdaderos ni honestos si no permitimos que otros sepan qué ha conformado y dirigido nuestras vidas –de manera que, junto con la bienvenida, aún debemos desafiar a las personas a que cambien sus caminos. No vemos por qué el recibir amorosamente a personas homosexuales o lesbianas signifique bendecir, en nombre de la Iglesia, lo que hacen, o aceptarles para la ordenación ministerial sea cual fuere su estilo de vida. Nosotros buscamos amarles –y, lo aceptamos, no siempre hacemos un buen trabajo, pero no podemos decir, sencillamente, que no hay nada a desafiar. ¿No se parece esto al dilema de la Iglesia Primitiva –recibiendo a soldados y, al mismo tiempo, esforzándose porque dejen las armas?”

“Pero por favor, también recuerden que –mientras ustedes quizás digan que lo que hacen no tiene por qué afectarnos, realmente- sus decisiones hacen una vasta diferencia para nosotros. En este mundo de comunicación instantánea, nuestros vecinos saben lo que hacen, y nos ven como quienes comparten la responsabilidad. Imaginen lo que esto significa allí donde nuestros vecinos son Cristianos tradicionales apasionados – y lo que significa para nuestros propios miembros, quienes serán llevados a dejarnos por una iglesia más “segura”, más ortodoxa. Imaginen lo que significa cuando esos vecinos son no Cristianos, encantados de encontrar un palo con el que golpearnos. Imaginen lo que significa ser conocidos como la “iglesia gay” en un contexto donde algo así invoca verdadero desprecio y peligro.”


“No nos malinterpreten. No estamos buscando seguridad y confort. Algunos de nosotros sabemos muy bien lo que significa llevar la cruz. Pero cuando esa cruz nos es dada por nuestros hermanos y hermanas en la fe, entonces se vuelve algo más pesado y difícil de llevar. No se sorprendan si algunos de nosotros preferimos estar a cierta distancia de ustedes –o si damos nuestro apoyo a minorías que, en medio de ustedes, nos parece que están sufriendo.”

“Pero nosotros estamos aquí. Hemos tomado el riesgo de venir, porque muchos que piensan como nosotros sienten que los hemos traicionado por el mero hecho de venir a reunirnos con ustedes. Pero nosotros valoramos a nuestra Comunión, queremos entenderles y queremos que nos entiendan. ¿Será que ustedes pueden encontrar alguna forma de ser generosos, que nos ayude a creer que se preocupan por nosotros y por el lenguaje y la fe en común de la Iglesia? ¿Será que ustedes, para decirlo claramente, pueden dar un paso atrás y nos dejen pensar y rezar sobre estos temas sin que nos de la impresión de que el debate ha terminado y que nosotros hemos perdido, y que nada de eso les importa?

Y entonces, ¿qué podría esperar un creyente no tan tradicional que hayan escuchado los demás?

“Lo que tratamos de hacer en nuestro contexto es traer a la vida en la mente y en los corazones de las personas de nuestra cultura. Tratar de hablar el lenguaje de la cultura y relacionarnos honestamente con el lugar donde las personas están realmente, no tiene por qué ser una traición de las Escrituras y la tradición. Sabemos que estamos yendo mas allá de los límites pero, ¿acaso no es lo que algunos Cristianos siempre deben hacer? ¿No es la Biblia misma la que sugiere esto?"

"A menudo nos hiere, enoja y desconcierta la forma en que muchos otros en la Comunión nos mira y trata en estos días -como si fuésemos leprosos espirituales o traidores a cada aspecto de la fe cristiana. Sabemos que nadie es el mejor juez para su propio caso, pero nosotros vemos en la vida de nuestra iglesia al menos algunas marcas de los dones del Espíritu. Y parte de eso es reconocer los dones que hemos visto en creyentes de homosexuales y lesbianas. Ellos seguramente estén inclinados a sentir que el control que ustedes piden es una traición. Por favor, traten de darse cuenta por qué éste es un dilema para tantos de nosotros. Quizás ustedes no puedan verlo así, pero ellos aún corren riesgo en nuestras sociedades, aún son vulnerables a la violencia asesina. Y debemos decir a algunos de ustedes que anhelamos que ustedes puedan hablar de sus prójimos homosexuales y lesbianas en situaciones donde son sujetos a una terrible discriminación. Recuerden que ha habido Resoluciones de Lambeth a ese respecto."

"Buena parte del tiempo sentimos que nos han transformado en chivos expiatorios. Otras provincias tienen serios problemas morales o disciplinarios, o han conseguido negarse a admitir las realidades en su contexto. Pero aquellos de nosotros que hemos enfrentado los complejos temas que giran en torno a las relaciones homosexuales, en una forma que consideramos abierta y marcada por la oración, somos estigmatizados y demonizados."

"Por supuesto que no todos nosotros apoyamos o tomamos parte en las acciones que han causado tantos problemas. Algunos de nosotros nos mantenemos firmemente opuestos, muchos de nosotros queremos encontrar caminos para fortalecer nuestros vínculos con ustedes. Pero aún aquellos que no se alinean con la mayoría en las innovaciones, a menudo sentimos que la vida de la iglesia toda, una vida que es diversa y compleja, pero muchas veces profunda y creativamente fiel a Cristo y a las Escrituras, está siendo vista de forma equivocada e injusta por ustedes y algunos de sus amigos". "Queremos ser generosos, y nos hiere que algunos estén tirándonos a la cara tanto la experiencia como los recursos que deseamos compartir. ¿Pueden intentar vernos como hermanos y hermanas en la fe que se esfuerzan por proclamar el mismo Cristo, y ser pacientes con nosotros?"

Dos grupos de sentimientos y percepciones, dos llamados a la generosidad. Para el primer interlocutor, el precio de esa generosidad puede ser la acusación de dar concesiones: te han comprado, has sido engañado por conversaciones displicentes para tolerar principios que no son escriturales ni fidedignos. Para el segundo interlocutor, el costo de la generosidad puede ser la acusación de sacrificar las necesidades de un grupo oprimido por el bien de una unidad falsa o engañosa, sacrificando un precioso principio Anglicano por el bien de una peligrosa centralización. Pero es ahí donde está el reto. Si ambos pudiesen escuchar y responder con generosidad, quizás podríamos tener algo más parecido a una conversación de iguales –incluso algo que se parece más a la Iglesia.

En Dar-es-Salaam, los primados trataron de encontrar una manera de invitar a diferentes grupos a dar un paso adelante hacia el otro de forma simultánea. No ocurrió, y cada grupo se contentó con culpar al otro. Pero los últimos 18 meses no sugieren que este haya sido un buen resultado. ¿Será que esta Conferencia puede producir un reto de este tipo? ¿Podemos decirle al innovador: "No te aísles, no crees realidades que hacen que la invitación a debatir suene un poco vacía?". ¿Podemos decir al tradicionalista, "No inviertas todo en una iglesia de almas puras y de similares opiniones; trata de entender los temas pastorales y humanos y teológicos que son urgentes para aquellos a quienes te opones, aún si crees que están profundamente equivocados?

Yo creo que quizás sí podemos, si y sólo si somos capturados por la visión del verdadero Centro, el corazón de Dios, del cual brota el impulso de una generosidad eterna, que crea y sana y promete. Es esta generosidad la que sostiene nuestra misión y servicio en el nombre de nuestro Señor. Y es esta generosidad la que estamos llamados a mostrarnos unos a otros.

En este momento, a menudo parece como si nos amenazáramos de muerte unos a otros, y no ofreciéndonos vida. Lo que algunos ven como innovaciones confusas y temerarias, en algunas provicias se siente como un golpe muy duro a la integridad de la misión y un asunto de, literalmente, riesgo físico para los Cristianos. La reacción a esto es, a su vez, percibida como un juicio aniquilador sobre toda la iglesia local, socavando su legitimidad y ridiculizando su testimonio. Necesitamos hablar de vida unos con otros; y eso demanda cambio. Yo no he ocultado a nadie lo que pienso que ese cambio debe ser -un Pacto que reconozca la necesidad de crecer los unos hacia los otros (y también reconoce que no todos puedan elegir ese camino). Me resulta muy difícil, en este momento, ver otro camino por delante que evite una mayor desintegración. Pero cualquiera que sean sus puntos de vista en esto, al menos pregunten: "Después de haber escuchado a la otra persona, al otro grupo, tan plena y justamente como puedo, ¿qué iniciativa generosa puedo asumir para irrumpir dentro de una nueva y transformada relación de comunión en Cristo?"

Todas las fotos en este post (c) ACNS

Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en: http://www.anglicancommunion.org/acns/news.cfm/2008/7/29/ACNS4487

jueves, 31 de julio de 2008

¡Juntos, para decir sí a la vida como servicio!

El viernes 25 de julio pasado celebramos con la Comunidad Santiago Apóstol, nuestra fiesta patronal.

Fue un encuentro fraterno, que comenzó con la Santa Eucaristía y concluyó compartiendo una rica torta. Dimos gracias a Nuestro Padre Dios por el testimonio de Santiago Apóstol, a quien no le pesó servir al Proyecto de Dios -el Reino- hasta dar su propia vida en martirio.

Hiciemos una profunda reflexión desde el testimonio de Santiago hasta nuestro sentido como misión Santiago Apóstol, encarnada en unos de los barrios más periféricos de la ciudad de Montevideo, donde apenas dos líneas de buses transitan y la criminalidad y violencia infanto-juvenil van en aumento. Donde muchas familias viven hacinadas en sus ranchos, en el que varias generaciones comparten el mismo techo en condiciones infrahumanas; y otras realidades que golpean y nos duelen mucho, como la violencia doméstica y el creciente consumo de drogas -pasta base-, que aniquila día a día a jóvenes cada vez más "niños".

Encarnados en esta realidad, con sus complejidades y desafíos, nos hemos comprometido a dar un testimonio de Misión Integral, que transforme desde dentro -como levadura en la masa- las tristezas en alegrías, las desesperanzas en esperanzas, las distancias en cercanías. Oramos nuestra realidad, agradeciendo a Dios los innumerables dones y beneficios que nos da en el día a día, los muchos gestos de hermanos y hermanas que nos apoyan y sostienen con su testimonio de mayordomía y oración.

Creemos que nuestra mejor forma de ser servidores de la vida, aquí en nuestro barrio, es el cuidarnos unos a otros. Sostenemos que el nuevo nombre del amor es el "cuidado fraterno", la corresponsabilidad de prójimos que asumimos como vocación bautismal. El testimonio de Santiago, quien compartió momentos claves en el seguimiento de Jesús, nos anima y convoca como horizonte, a renovar nuestros votos bautismales, asumiendo el compromiso de seguir a Jesús en Comunidades Servidoras de la Vida.

A todos y todas los hermanos que nos acompañaron, ¡gracias!

Que Dios reparta sus abundantes bendiciones a todos.

+Tito

lunes, 28 de julio de 2008

Transcripción del discurso dado por el Arzobispo de Canterbury en el Palacio de Lambeth

Buenos días a todos.

Y una muy, pero muy cálida bienvenida al Palacio de Lambeth. Estoy muy complacido de que hayan podido venir a nuestro modesto hogar.
Particularmente complacido por la solidaridad que ha sido mostrada en esta caminata matinal, que pienso ha sido una experiencia memorable. Y al igual que todos ustedes estoy seguro, estoy muy, pero muy agradecido por todos aquellos de otras Iglesias Cristianas y expresiones de fe que tan generosamente se han unido a nosotros esta mañana para testimoniar juntos.


Pero antes de entrar en reflexiones más profundas sobre dónde estamos y lo que esperamos hoy, quisiera presentarle a nuestro invitado de honor del día de hoy, el Primer Ministro del Reino Unido, Gordon Brown, una carta que he escrito expresando algunas cosas sobre la resolución de la Comunión Anglicana en el tema de las Metas para el Desarrollo del Milenio a la luz de muchos encuentros y resoluciones de los últimos años, que buscaron expresar nuestro compromiso con las metas que han sido definidas por los Gobiernos del mundo, metas que han sido generosa y fielmente apoyadas por el Primer Ministro y otros aquí, y que creemos hoy continuarán llevándolas adelante aún más. Primer ministro, en representación de todos nosotros... [la carta le es presentada].

Primer Ministro, invitados de honor, hermanos y hermanas. Una de las más grandes paradojas del mundo en el que vivimos, es que de muchas formas el mundo pareciera ser más pequeño de lo que siempre ha sido; y sin embargo las divisiones entre las personas del mundo son más grandes que las que siempre ha habido. Comunicaciones significa que ahora podemos saber inmediatamente acerca de los sufrimientos y necesidades de la gente en la otra parte del mundo, y aún así, la brecha sigue haciéndose más grande todo el tiempo. Cuando las Metas para el Desarrollo del Milenio fueron identificadas en el año del Milenio, y cuando tantos Gobiernos del mundo firmaron su adhesión a esa visión, fue un intento de salvar esas grandes distancias entre ricos y pobres, un intento de decir que el mundo puede tener un futuro común descansando en la justicia y la compasión. Fue el momento de reconocer que, a menos que abordemos estas grandes brechas que existen entre los seres humanos, no podemos esperar un futuro de estabilidad o bienestar para ninguno de nosotros.

Mientras el mundo se hace más pequeño, la verdad es que el sufrimiento y la necesidad de cualquiera en nuestra comunidad global serán, tarde o temprano, el sufrimiento y la necesidad de todos en nuestra comunidad global. Esto no es, y no debería ser, una sorpresa para aquellos de ustedes que afirman la Fe Cristiana, quienes por dos mil años han creído que cuando una parte del cuerpo sufre, todo sufre. Pero es también una visión compartida por muchas personas de Fe y compromiso a lo largo del mundo y a lo largo de nuestra propia tierra.

El evento de hoy no es un evento para nosotros, Anglicanos reunidos para la Conferencia de Lambeth. Hemos compartido parte del plan y la visión con otros grupos, como la red llamada “Desafío Miqueas”. Esta red internacional de Cristianos preocupados por temas del desarrollo descansa en la visión del profeta Miqueas en las escrituras Hebreas: ¿Qué es lo que el Señor requiere de ti? Practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.

Este es el desafío que hoy buscamos confrontar. Estamos comprometiéndonos a nosotros mismos, como Obispos, como creyentes Anglicanos, como personas de Fe a hacer justicia; esto es, a buscar sistemas en nuestro mundo que darán a cada persona lo que merece a los ojos de Dios. No lo que merecen a causa de su prosperidad o triunfo, sino lo que merecen porque fueron hechos a imagen de Dios y demandan nuestro respeto, nuestro amor y nuestro servicio sin que los estemos calificando. Esa es la justica. Debemos amar la misericordia. Debemos ser personas cuya compasión sea rápidamente conmovida por cualquier miembro de nuestra familia humana. Personas que sientan que si la compasión no se realiza y se comparte, todos nos volvemos menos humanos. Y debemos caminar humildemente con nuestro Dios. Debemos reconocer nuestras limitaciones. Debemos reconocer que todos dependemos de nuestro amor, un regalo, un compromiso de Dios, más grande que cualquier palabra pueda expresar, que es la energía que sostiene nuestra visión. Humildad, gratitud y esperanza vienen juntas en este reconocimiento. Este es el desafío, esto es lo que buscamos encarar hoy, esto es a lo que hoy decimos “sí” en nuestra reunión.

Y mientras invito al Primer Ministro a hablar, quisiera decir que somos agradecidamente conscientes de la forma en la que él y muchos en nuestro Gobierno han continuado en hacer de esta visión, que tiene el molde de Miqueas, una prioridad. Y esperamos que nuestro Gobierno mantenga la presión en otros Gobiernos del mundo para que estén al nivel del desafío que se les presenta. Sabemos que la sesión especial de las Naciones Unidas, en setiembre, será un momento crucial para reforzar la resolución de las naciones del mundo en alcanzar las Metas del Desarrollo del Milenio. Todos conocemos con pena, con gran pesar, qué lejos se ha deslizado la posibilidad de alcanzar esas metas, por todo tipo de circunstancias. Queremos desafiar a los líderes de nuestro mundo a que sean fieles a las promesas que hicieron: el compromiso con el pobre, el deseo de hacer justicia, amar la misericordia y caminar humildemente. Así que, Primer Ministro, le agradecemos muy, pero muy profundamente su deseo de estar con nosotros esta mañana. Esto significa, lo sé, un gran desafío para los que estamos reunidos aquí. Estamos agradecidos por el compromiso que usted ha consistentemente mostrado con las Metas del Desarrollo del Milenio. He sido privilegiado en conocer un poco de cuán personalmente usted siente estos desafíos, y cuánto su propia pasión es que estas cosas ocurran. Así que es con un muy gran placer y gratitud que lo invito a que se dirija a nosotros. Primer Ministro.


Todas las fotos en este post (c) Francisco J. Duque

Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en:

http://www.lambethconference.org/daily/news.cfm/2008/7/24/Keep-the-Promise

jueves, 24 de julio de 2008

Sermón dado por el Reverendo Duleep de Chickera, Obispo de Colombo (Sri Lanka) durante la Eucaristía en la Catedral de Canterbury, el Domingo 20

Esta mañana, estamos reunidos en esta impresionante, asombrosa, magnífica catedral como representantes de diversas naciones, diversas culturas, diversas lenguas. Y ciertamente como representantes de diversas denominaciones Cristianas y otras confesiones de fe.

Es este un momento gozoso y sagrado, y quisiera sugerir que hiciéramos una pausa en nuestra adoración para expresar nuestra gratitud a Dios por todos los que han sido responsables por ir conformando nuestra identidad Anglicana, por nutrir nuestra espiritualidad, y por colaborar en la formación de nuestra vida en común a lo largo de los siglos y en tantas partes del mundo.

En esta ocasión, el texto que tengo para nuestra reflexión corresponde al noveno verso del capítulo doce de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios, un texto familiar para todos nosotros: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad.”

Aquí, Pablo está tanto confesando como proclamando, la paradoja de la gracia en el Evangelio Cristiano. Es a medida que vamos reconociendo y admitiendo cada vez más nuestra vulnerabilidad en la travesía de nuestro discipulado en Cristo y con Cristo, que recibimos gracia para ser, y transformarnos en fieles discípulos. Y quiero que tengan presente este texto porque es la idea que sustentará nuestro pensamiento a lo largo de esta reflexión. El reconocimiento de nuestra vulnerabilidad es lo que permite que el crecimiento en el discipulado Cristiano sea posible.

Hay dos realidades que nos rodean mientras nos reunimos como familia mundial de la Comunión Anglicana. Y quisiera que prestaran atención a ambas, sin las que nuestra conferencia y el camino que tenemos por delante perderán su sentido.

La primera es que el nuestro es un mundo roto y dividido. Se espera de los Obispos que traigan consigo, a la Conferencia de Lambeth, a sus diócesis; y aquellos Obispos cuyas diócesis se esfuerzan en ser fieles frente a los desafíos que este mundo de Dios nos presenta, inevitablemente traerán con ellas las luchas y el dolor, la injusticia, la maldad, la hostilidad que hombres y mujeres encuentran en el mundo de hoy. Es verdadero afirmar, por tanto, que Dios marca a la Iglesia una agenda desde la crisis del mundo. Así que, mis queridas hermanas y hermanos en Cristo, la Comunión Anglicana debe siempre dar la mayor prioridad a la invitación que Cristo nos hace a participar junto a Él en la transformación de este mundo de Dios. Traer sanidad, paz, justicia, reconciliación, vida abundante allí donde hay opresión, hostilidad, donde hay conflicto y división. Este concepto del mundo sufriente debe, a lo largo y después de esta conferencia, recibir la energía y espiritualidad de nuestra Iglesia. Ninguna otra prioridad puede competir por ese lugar. Dios nos ha llamado y ubicado en este mundo suyo para que podamos participar con Él en traer esta transformación.

La segunda realidad es la realidad de que somos una comunidad herida. Algunos de nosotros no están aquí, y eso es una indicación de que no todo está bien. Ciertamente la crisis es compleja. No es una crisis que pueda ser resuelta instantáneamente.

La travesía que tenemos por delante es ardua y larga. Un viaje que demandará nuestras oraciones, nuestra fidelidad, nuestra mutua confianza unos para con otros, y por supuesto, nuestra confianza en Dios, que hace posible la reconciliación.

Quisiera llevar vuestra atención a la parábola que se leyó en el Evangelio: las palabras del maestro fueron sabias palabras. Permitan que crezcan juntas.

No puede ni debe haber un “arrancar de raíz”, simplemente porque si intentamos jugar este juego de arrancar de raíz a los injustos, mis queridas hermanas y hermanos, ninguno de nosotros quedaría en pie. La sabiduría de estas palabras sugiere que debemos permanecer juntos porque venimos de una tierra en común, una tradición en común, una herencia en común. Somos lo que somos sin importar nuestras diferencias, a causa de nuestra vida en común y nuestros orígenes. La transformación se da en esta interacción y debe surgir desde dentro.

En Jafna, la región más al norte de la Diócesis de Colombo, una iglesia ha sido transformada en un centro para la paz y análisis de conflicto: Christ Church, Jafna. La iglesia ha sido renovada luego de varios períodos de bombardeo y metralla. Algo está emergiendo: un mandato, una agenda de paz y reconciliación en este lugar, pero hemos decidido que mantendremos las marcas y cicatrices de la guerra en las paredes de esta iglesia. La transformación viene desde dentro. Lo viejo se convierte gradualmente, mientras hombres y mujeres oran y hablan y dialogan, y hasta discrepan, pero constantemente traemos a la memoria que los discípulos de Jesús permanecen juntos, y viajan juntos.

Hay tres desafíos que quisiera dejar para nosotros mientras encaramos los objetivos de esta Conferencia de Lambeth: fortalecer nuestra identidad Anglicana, y posibilitar a los obispos para que sean líderes en la misión de Dios. Aquí van tres pensamientos que pueden contribuir tanto a la identidad como a la misión.

El primero es: nuestra comunión debe retornar a la disciplina y práctica del auto examen. Tenemos una rica tradición que sustenta esta disciplina: el retiro, el tiempo de calma, contemplación, meditación, consejeros espirituales, que realzan esta práctica y disciplina de hombres y mujeres que vienen a Dios en tranquilidad para evaluar y examinar sus vidas; la parábola de la viga y la paja. Cristo nos llama a no ser contemplativos con nosotros mismos y a considerarlo a Él como nuestra única medida y estándar. Así que nos detenemos y evaluamos nuestras vidas en relación a la completitud y abundancia de vida en Jesús. Y luego, cuando detectamos errores y defectos, trabajamos con el Espíritu para superar, para crecer, para llegar a ser hermosos y fieles a los ojos de Cristo. Recuerden, el estándar es siempre Cristo.

No es aquél obispo el que les está trayendo problemas. No es el otro archidiácono cuya teología siempre les irrita (y hay alguno así por allí). El auto análisis es posible en la travesía Cristiana mientras permanecemos desnudos ante Jesucristo.

El segundo desafío que quisiera dejarles, es uno que necesitamos resucitar y declarar una y otra vez, y es el desafío de la unidad en la diversidad. Mientras miro a mi alrededor y los veo, puedo apreciar esta hermosa unidad en la diversidad. Brevemente, cuando se administra el sacramento, labios de numerosos países, numerosas nacionalidades, numerosas culturas tocarán la misma copa. Estamos unidos a pesar del hecho de que somos diferentes, porque en Cristo somos iguales. Hay suficiente a nuestro alrededor si nadie es codicioso.

Aquí, mis queridas hermanas y hermanos, hay un atisbo de aquello a lo que la Iglesia está llamada a ser: una comunión inclusiva, donde haya espacio igualitario para todos y cada uno, sin importar el color, género, habilidad, orientación sexual. Unidad en la diversidad es una apreciada tradición Anglicana, una espiritualidad si prefieren, que debemos reforzar en toda humildad por el bien de Cristo y su Evangelio.

El tercer desafío que tengo para ustedes es el de la voz profética. Muchas veces la gente dice: “todo este hablar de la reconciliación no está completo hasta que no abordemos y tratemos la injusticia del mundo.” Así que la Comunión Anglicana debe articular esta voz profética sin importar en qué parte del mundo estemos sirviendo. Ahora, como muchos de ustedes deben ser conscientes, la voz profética tiene dos hebras, y es imperativo que estas hebras se mantengan juntas. La primera es que la voz profética es una voz por los que no tienen voz. Están aquellos que por razones políticas, culturales, económicas, militares, no puede hablar por sí mismos, o que si lo hacen, lo hacen a un riesgo muy alto. Así que la Comunión Anglicana debe hablar en su nombre, sea por la crisis en Sri Lanka, en Zimbabwe, Sudan, Afganistán o Irak.

A los que no tienen voz, se les debe dar voz a través del liderazgo de la Comunión Anglicana. La segunda hebra que va con una voz para los que no tienen voz, es el llamado a la responsabilidad de aquellos que abusan del poder: regímenes autoritarios que oprimen y reprimen a las personas. La voz profética realizará preguntas dolorosas y relevantes: “¿por qué?”, y a veces, “¿cómo te atreves?”

Otros dos comentarios acerca de la tradición profética; en cierto sentido, la voz profética es monótona. Se mantiene mientras el problema persista. Así que no se preocupen si no están diciendo nada nuevo. Incesante monotonía. Y la segunda característica es que no existe interés personal en la tradición profética. Hablamos por justicia y orden en el mundo de Dios, y hablamos por aquellos que no pueden hablar por sí mismos.

Quisiera concluir citando a uno de mis Arzobispos favoritos, el Arzobispo William Temple, quien una vez dijo: “La Iglesia es una institución que no vive para sí misma.” Mis queridas hermanas y hermanos, mientras nos vamos de este maravilloso retiro, a través de esta hermosa eucaristía, hacia la conferencia, aferrémonos a esta palabra. Porque aquí está el centro de la identidad Anglicana, y aquí está el centro de la espiritualidad Anglicana. No vivimos para nosotros mismos, y toda nuestra energía, todos nuestros dones están dirigidos para la vida abundante del otro.

Amen.

Nota: esta es una traducción, realizada en nuestra Diócesis, del documento original en inglés, el cual puede ser obtenido en:

http://www.lambethconference.org/daily/news.cfm/2008/7/20/ACNS4438